13.03.2013 Views

El Diario de Ana Frank

El Diario de Ana Frank

El Diario de Ana Frank

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

si los <strong>de</strong>más trabajan <strong>de</strong> la misma manera que él. ¡No!<br />

-<strong>Ana</strong>, mira un poco cómo tengo yo el cuchillo y pelo <strong>de</strong><br />

arriba abajo. No, así no... ¡Así!<br />

Entonces respondo tímidamente:<br />

-Pero estoy acostumbrada a hacerlo <strong>de</strong> este modo, señor<br />

Dussel, y lo hago con rapi<strong>de</strong>z.<br />

Sin embargo, yo te enseño la manera más cómoda. Pue<strong>de</strong>s<br />

fiarte <strong>de</strong> mí. Naturalmente, a mí, me importa un comino. Haz<br />

como quieras.<br />

Seguimos pelando. Miro <strong>de</strong> soslayo a mi vecino. Agacha la<br />

cabeza pensativo, pero calla.<br />

Aún no hemos terminado la tarea. Luego, miro a papá, que<br />

está <strong>de</strong>l otro lado; pelar papas no es para él un fastidio sino un<br />

trabajo <strong>de</strong> precisión. Cuando lee, en su frente se graba una arruga<br />

profunda; pero, cuando ayuda a preparar patatas, arvejas u otras<br />

legumbres, parece impermeable a todo pensamiento, y adopta<br />

«su expresión <strong>de</strong> patata», asegurándose <strong>de</strong> que no entrega ninguna<br />

que no esté perfectamente pelada; con una expresión semejante,<br />

la imperfección es inconcebible.<br />

Mientras trabajo, no tengo más que levantar los ojos para<br />

estar informada. La señora Van Daan trata <strong>de</strong> atraer la atención<br />

<strong>de</strong> Dussel. Primero, le lanza una mirada furtiva; él finge no haber<br />

notado nada. Enseguida, ella guiña el ojo: él prosigue su trabajo<br />

atentamente. Luego, ella se ríe; Dussel mantiene los ojos bajos.<br />

Entonces, mamá se ríe también; Dussel permanece impasible. La<br />

señora no ha logrado ningún resultado, y va, pues, a proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

otra forma. Corto silencio. Después:<br />

-Putti, ¿por qué no te pones un <strong>de</strong>lantal? Mañana me veré<br />

nuevamente obligada a quitar las manchas <strong>de</strong> tu pantalón.<br />

-¡No me ensucio!<br />

Otro silencio breve.<br />

-Putti, ¿por qué no te sientas?<br />

-Estoy bien <strong>de</strong> pie. ¡Lo prefiero!<br />

Intervalo.<br />

© Pehuén Editores, 2001.<br />

)59(<br />

EL DIARIO DE ANA FRANK<br />

-Putti, ¡ten cuidado! ¡Te salpicas!<br />

-Si, mami, tendré cuidado.<br />

La señora busca otro tema <strong>de</strong> conversación. -¿Viste, Putti?<br />

Los ingleses no han reanudado los bombar<strong>de</strong>os. ¿Por qué?<br />

-Porque el tiempo es <strong>de</strong>masiado malo.<br />

-Pero ayer hacía buen tiempo, y no hubo aviones.<br />

-¿Si habláramos <strong>de</strong> otra cosa?<br />

-¿Y por qué, si a mí me agrada saber lo que tú piensas <strong>de</strong> eso?<br />

-Nada.<br />

- ¿Por qué, nada?<br />

- ¡Cállate, mamita!<br />

-<strong>El</strong> señor <strong>Frank</strong> contesta siempre a su esposa cuando ella le<br />

pregunta algo, ¿no es verdad?<br />

La señora ha tocado el punto sensible <strong>de</strong> su esposo. Este se<br />

calla: es su <strong>de</strong>fensa. Y ella prosigue:<br />

-¡Nunca llegará la invasión!<br />

<strong>El</strong> señor pali<strong>de</strong>ce. Viendo el efecto que ha producido, su<br />

mujer se ruboriza y luego persiste.<br />

-¡Los ingleses no terminan nunca nada!<br />

La bomba estalla:<br />

-¡Bueno, cállate, por la mierda!<br />

Mamá se muer<strong>de</strong> los labios para no soltar la carcajada. Por<br />

mi parte, me mantengo muy seria.<br />

He ahí una muestra. Eso se repite casi todos los días, a menos<br />

que no hayan regañado antes; en tal caso tenemos la ventaja <strong>de</strong><br />

que ambos callan con obstinación.<br />

Faltan patatas: subo a buscarlas al <strong>de</strong>sván. Allí encuentro a<br />

Peter que espulga al gato. Levanta los ojos, el gato aprovecha, y,<br />

¡hop!, huye por la ventana abierta al alero. Peter maldice y yo<br />

<strong>de</strong>saparezco riendo.<br />

Tuya,<br />

ANA<br />

Viernes 20 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1943

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!