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En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana

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ación proceden siempre de no otorgar confianza a nada ni a nadie, de confiarlo<br />

todo a las fuerzas y posibilidades de uno mismo en soledad. Porque no creemos<br />

ni nos fiamos de nuestro prójimo, nos volvemos agresivos.<br />

Somos conscientes –¿cómo no?– de hasta qué punto nuestra civilización está<br />

enferma de des<strong>espera</strong>nza –a veces, de des<strong>espera</strong>ción– y violencia que engendra<br />

muerte; pero sabemos, también, que aumenta en muchos la conciencia de que<br />

por ahí se nos alejan cada vez más la felicidad y la paz, y que actúan en consecuencia.<br />

Aumentar el número de éstos es nuestro anhelo y nuestra tarea. Hoy más<br />

que nunca tenemos motivos para <strong>espera</strong>r cordura cuando tantos caminos de locura<br />

se han mostrado ya falaces e intransitables.<br />

Por lo demás, la <strong>espera</strong>nza se construye revitalizando sus fundamentos, que<br />

no son otros que el convencimiento de que en la persona el bien –que, sin duda,<br />

en su naturaleza posee– puede imponerse sobre el mal cuando se entra en sincera<br />

y leal comunicación y comunión de unos con otros. Lo que normalmente se<br />

entiende por diálogo. El leal intercambio de convicciones y sentimientos, confiadamente<br />

expuestos por unos y por otros, está en la base de una necesaria acción<br />

común que a todos nos libere. Para todo ello hay que aportar luz, fuerza, constancia,<br />

respeto.<br />

Esta es la finalidad que se propone Cultura para la Esperanza y que ha<br />

intentado transmitir desde los editoriales que ahora publicamos reunidos: crear<br />

<strong>espera</strong>nza desde la verdad, huyendo de la opacidad y oscuridad de la mentira.<br />

El engaño y el miedo son lo más opuesto a una <strong>espera</strong>nza que aliente la paz<br />

y la justicia. Pero crear <strong>espera</strong>nza en <strong>vigilante</strong> <strong>espera</strong>.<br />

La <strong>espera</strong>nza, semánticamente, pone el acento en la confianza otorgada a<br />

Quien y a quienes pueden cumplir nuestros deseos, puede y quieren hacernos el<br />

bien porque nos quieren bien. La <strong>espera</strong>, más bien, acentúa el sentido de responsabilidad,<br />

de vigilancia y compromiso para acoger activamente toda actitud y<br />

todo acontecimiento en que a nosotros se nos otorga confianza y se nos ofrece<br />

oportunidad de servir y hacer el bien. Vigilar para que fructifiquen todas las semillas<br />

de bien que, de una manera o de otra, nos están confiadas.<br />

Por eso, se vive EN <strong>espera</strong>nza –situados en ella– y se está A la <strong>espera</strong><br />

–dispuestos a la acción que responde–. Nosotros, al hacer el cruce de preposiciones<br />

y titular <strong>En</strong> <strong>vigilante</strong> <strong>espera</strong>, queremos significar que en la militancia, genuinamente<br />

humana, ambas actitudes van unidas: serenidad y compromiso, valentía<br />

y sumisión a lo que la realidad exige, arrojo y paciencia, confianza y esfuerzo,<br />

gozo y sacrificio, otorgar y recibir.<br />

Porque todos los editoriales que te dispones a leer están escritos para suscitar,<br />

alentar, sostener e iluminar la militancia: a cuantos luchan por la verdad, por<br />

la justicia y por la fraternidad entre los hombres.<br />

Te los ofrecemos por el orden en que fueron apareciendo –de 1991 a hoy–<br />

porque entendemos que así pueden comprenderse mejor, en las circunstancias en<br />

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