En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El cerco a la persona<br />
Hace ya muchos siglos que Maimónides, en la encrucijada cultural en que su<br />
época se debatía, escribió su famoso libro «Guía de Perplejos».<br />
¡Cuánta perplejidad hoy en nuestra cultura y civilización ... y cuánto motivo<br />
de perplejidad!<br />
Un mundo en el que la ciencia y la técnica han alcanzado cotas altísimas,<br />
pero que, al menos en el uso que de ellas se ha hecho, han puesto en peligro el<br />
equilibrio y la supervivencia de la naturaleza en muchos aspectos, y han eliminado<br />
de la actividad creativa, por la inactividad y el paro, a multitudes ingentes. Un<br />
mundo donde la cantidad de bienes disponibles por persona (ya estamos en 5.000<br />
dólares de renta per cápita mundial) supera la de cualquier época, pero donde<br />
millones de personas viven en absoluta pobreza o simplemente mueren de hambre,<br />
al tiempo que a unos pocos devora el consumismo hidrópico. Un mundo<br />
donde se vocifera la paz, pero mantiene abiertos cincuenta conflictos armados,<br />
amén de infinitos arsenales, industrias de armamento y ejércitos en pie de guerra.<br />
Un mundo donde se legisla en abundancia sobre derechos humanos, pero que<br />
pone en cuestión, por el comienzo y el final, el primario derecho a la existencia.<br />
Un mundo del que las comunicaciones han hecho una aldea global mientras han<br />
dejado al descubierto todas las injustas desigualdades, conflictos y enfrentamientos<br />
que pueblan esta aldea. Un mundo donde se difunde «masivamente» la cultura,<br />
pero, en alto grado, más para domesticar que para liberar.<br />
¡Cuántos perplejos en esta situación, que a muchos lleva ya a proponer como<br />
programa filosófico la debilidad del pensamiento, incapaz de «aprehender» y explicar<br />
este mundo, y a otros a proclamar, por el contrario, como «pensamiento<br />
único» las exigencias del poder y del dinero! Y, en medio, abundantísima retórica<br />
sofística para marear y obligar a concluir que así deben ser las cosas y que, en<br />
buena lógica darwiniana, sólo los fuertes deben sobrevivir, aunque la estética aconseje<br />
simular cierta compasión hacia los que caen o son eliminados.<br />
Escribimos cuanto antecede y, por supuesto, cuanto sigue para precavernos<br />
(y, si es posible precaver a otros) ante la avalancha de confusión y, por tanto, de<br />
perplejidad con que la ya abierta campaña para las elecciones generales nos va a<br />
inundar; convencidos como estamos de que las reyertas y heridas de superficie<br />
entre los contendientes van a ocultarnos una vez más, por una parte, dónde están<br />
los problemas de nuestra sociedad y por dónde se pueden encontrar las soluciones,<br />
y, por otra, cómo las soluciones que propugnan son en el fondo idénticas.<br />
115