En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
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¿La ONU democratizada?<br />
A estas alturas no es necesario argumentar que el neocapitalismo liberal y el<br />
sistema único de globalización económica son nefastos.<br />
Es a sus recalcitrantes defensores a quienes corresponde demostrar lo<br />
indemostrable: que, a pesar de las catástrofes que provoca, es el mejor sistema<br />
posible.<br />
Cuando, por ejemplo, según Manos Unidas en Noticias de España de junio<br />
de 1998, erradicar la pobreza en todo el mundo sólo requiere invertir el 1% de<br />
los ingresos mundiales; cuando la riqueza de las 7 personas más acaudaladas del<br />
mundo daría, con holgura, para lograr que todos los habitantes del planeta accedieran<br />
a los servicios sociales básicos; cuando el gasto militar de Asia del Sur en<br />
1995 (15.000 millones de dólares USA) fue más de lo que costaría proporcionar<br />
atención sanitaria y nutrición básica en todo el mundo durante un año, y cuando<br />
todo ello sucede en este sistema único al que nada se le escapa –ni debe escapársele,<br />
según sus panegiristas– es necesaria, sin duda, buena dosis de cinismo y<br />
de malabarismos dialécticos para seguir abogando por él.<br />
Nosotros, por nuestra parte, ya hemos definido reiteradamente el sistema al<br />
que aspiramos: un tipo de sociedad donde la persona sea el centro, es decir, el<br />
auténtico sujeto de derechos y deberes, y, alrededor de la persona, una serie de<br />
círculos concéntricos a la misma (desde la familia, el barrio, la empresa, la ciudad...<br />
hasta los organismos internacionales que sean verdaderamente necesarios)<br />
que la ayuden, sin suplantarla, a ser tal persona, y donde los círculos más próximos<br />
a ella sean servidos, no dominados, por los más lejanos.<br />
Es la cultura solidaria y comunitaria frente a la insolidaria e individualista del<br />
sistema. Cultura solidaria y comunitaria regida por el principio de subsidiaridad y<br />
suplencia. Nada que pueda hacer por sí misma una institución cercana a la persona<br />
debe hacerlo una más lejana. Sólo en el caso de que un objetivo necesario y<br />
justo no pueda cumplirlo la más próxima, debe suplir la más lejana.<br />
Podríamos decir que la misión de las instituciones de ámbito mayor (entiéndase,<br />
autonómicas, nacionales o internacionales) es introducir los correctores<br />
necesarios para que las de ámbito menor no se desequilibren por falta de equidad<br />
y justicia; es decir, su función es fundamentalmente distributiva para evitar las<br />
desigualdades a que puede llevar el individualismo que también albergan las personas<br />
y su entorno.<br />
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