En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
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los distintos grupos sociales o países enfrentados, viniendo así a ser más motivo<br />
de desintegración social que de cohesión y armonía. La religión se constituye de<br />
este modo en barrera entre los pueblos o grupos. Recordemos, por vía de ejemplo,<br />
a los gobiernos y países árabes fundamentalistas contra el resto de países;<br />
los movimientos fundamentalistas contra sus gobiernos laicos o no confesionales;<br />
el catolicismo, la ortodoxia y el islam en la antigua Yugoslavia; el catolicismo<br />
y el protestantismo en Irlanda del Norte; los cristianos armenios frente a los<br />
musulmanes azerbaianos; los cristianos ortodoxos frente a los musulmanes en<br />
Chipre; etc.<br />
No cabe duda que esta situación de divisiones religiosas implica un enorme<br />
problema político de cara a la convivencia y a la paz.<br />
2.º Prescindiendo del extremo de los enfrentamientos violentos, el hecho de<br />
haberse interiorizado más la religión y el haber aumentado la conciencia crítica del<br />
hombre moderno y postmoderno ha propiciado que hoy las convicciones y prácticas<br />
religiosas sean más una opción o elección personal que efecto de presión o<br />
tradición social. Ello lleva parejo que en la sociedad actual, pluralista como se la<br />
denomina, se den múltiples variantes de increyentes y creyentes, y, dentro de<br />
éstos, diversidad de credos y talantes éticos.<br />
<strong>En</strong> tales circunstancias parece claro que no se puede conducir hacia el bien<br />
común a la sociedad desde un credo o no credo concreto, sino desde la racionalidad,<br />
el respeto a la responsabilidad y libertad de los ciudadanos y desde los derechos<br />
humanos comúnmente admitidos.<br />
Asimismo, en este contexto sociocultural es obvio que constituye también un<br />
problema político y no de escasa envergadura, cohenestar el derecho (anejo al respeto<br />
y a la dignidad de la persona humana, incluida su vertiente social) a la manifestación<br />
pública de las opiniones y creencias religiosas y a las prácticas de las mismas<br />
con la igualdad de todos ante la ley, sin privilegios ni exclusiones; dado que<br />
todo credo religioso suele tener una visión integral del hombre y de la vida social<br />
y espontáneamente tiende a actuar y organizar la sociedad desde esa visión.<br />
3.º La técnica, aliada con la burocracia, junto con la tendencia al crecimiento<br />
de todo poder político han conseguido que éste esté superdimensionado.<br />
Ningún aspecto de la vida, ni la salud, ni el trabajo, ni la educación ... escapa a su<br />
acción e influencia. Se puede afirmar que el poder político es la primera y última<br />
instancia a que se ve abocado el ciudadano ante cualquier problema vital.<br />
Con ello, es evidente, se agudiza el problema de las relaciones de la política<br />
y el poder político con instituciones como las religiosa que también pretenden ser<br />
instancias (por supuesto, las últimas) de los problemas humanos.<br />
Estos tres tipos de razonamiento avalan suficientemente la afirmación de que<br />
la religión es un problema político; pero no es menos verdad, estimamos, que<br />
también la política es un problema religioso.<br />
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