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En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana

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La economía «en suspenso»<br />

Los economistas, con denodados esfuerzos, andan desde hace muchos años,<br />

más bien siglos, sudando tinta por llevar a cabo lo que, a juzgar por los resultados,<br />

parece ser la cuadratura del círculo: que los hombres, con la intervención de<br />

todos, produzcan y distribuyan los bienes suficientes para cubrir las necesidades<br />

de todos.<br />

Hoy el problema reviste especiales caracteres dramáticos debido a dos<br />

hechos, en sí contradictorios, pero coexistentes en la realidad. Se nos dice hoy<br />

por parte de economistas de nombradía, como José Luis Sampedro, el equipo del<br />

Club de Roma, Adam Schaff o el mismo Willy Brandt, que la ciencia y la técnica<br />

pueden producir, y de hecho producen, bienes suficientes para toda la humanidad.<br />

Pero, simultáneamente, emerge mostrenca y acusadora la realidad planetaria de<br />

los pobres, hambrientos, ignorantes y excluidos.<br />

De ahí la inquietud y desasosiego de los economistas, ¿cómo logramos,<br />

dicen, que a todos llegue lo que todos necesitan?<br />

Claro que todavía quedan «genios» retrasados, pero vigentes, de drásticas<br />

soluciones: eliminemos los pobres, bien vendiéndoles armas para que se maten,<br />

bien impidiendo que sigan naciendo. Cualquiera de sano juicio comprende que<br />

para ese viaje no se necesita alforja alguna de ciencia económica. Es, más bien,<br />

la negación de tal ciencia, el reconocimiento de que no es el instrumento adecuado<br />

para la solución del problema.<br />

Otros economistas encallan ya al dar por inamovibles determinados presupuestos,<br />

dos fundamentalmente. No se puede, por utópico, ni siquiera intentar<br />

rebajar el nivel de consumo de las clases y países ricos, y, consecuencia de lo anterior,<br />

tampoco pueden reducirse los gastos de defensa de tal consumo frente a quienes<br />

podrían tratar de usurparlo.<br />

Los economistas «serios» se mueven en lo que podríamos denominar dilema<br />

económico: individualismo frente a colectivismo.<br />

Los defensores del individualismo económico (llámese liberalismo, capitalismo,<br />

neocapitalismo, economía de mercado, etc.) razonan diciendo: dejemos, y<br />

animemos, que los individuos y naciones, propulsados por la búsqueda del máximo<br />

beneficio, se enriquezcan hasta el desbordamiento, en la seguridad de que de<br />

tal desbordamiento se saciarán después todos los desheredados y empobrecidos.<br />

Estos, a su vez, en sana emulación, impelidos por el mismo impulso, se lanzarán<br />

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