En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
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2.º Dar la palabra a los pobres, dejar que ellos se expresen, propongan<br />
y actúen sin las interferencias del ruido y la presión exterior que pretenden hacerles<br />
derivar hacia la des<strong>espera</strong>ción, la violencia o las falsas expectativas. Porque la<br />
debilidad, situación normal y general de la mayor parte de la población mundial,<br />
lleva intrínseca la solidaridad y el sentido de comunidad. El débil es consciente de<br />
que sólo se salva y se realiza en unión con otros. Su valor supremo es la comunión:<br />
de ideales, de metas, de esfuerzos, de vida.<br />
Comunión que se concreta en otros tres valores a ella subordinados: frente<br />
al Poder, el SERVICIO; frente al Tener, la GRATUIDAD; frente al Saber, el BIEN<br />
OBRAR. Siempre el pueblo ha preferido los hombres (y las mujeres, por supuesto)<br />
de bien a los sabios. Hombres de bien capaces de actuar con equidad y de ejercitar<br />
la prudencia como virtud que nos orienta sobre lo que debe hacerse para<br />
obrar bien y sobre cómo escoger y dirigir los medios al fin propuesto. Siempre ha<br />
intuído el pueblo que lo que se hace pasar por verdad pero que no se percibe<br />
cómo puede coincidir con el bien, con la bondad, no es verdad auténtica sino<br />
mentira camuflada, sofisma engañoso.<br />
Educar, pues, al pueblo para que emerjan en él estos valores, para que surjan<br />
en su seno hombres y mujeres de bien, con sabiduría vital y práctica, comprometidos<br />
con los suyos, personas rectas, honradas, honestas, capaces de resistir<br />
los cantos de sirena del individualismo egoísta, he aquí otra tarea de suma<br />
trascendencia para bien de los pobres.<br />
3.º Alentar y promover todo tipo de asociacionismo comunitario en cultura,<br />
en política, en economía, etc., que, al tiempo que fortalezca los vínculos de solidaridad<br />
en el pueblo, vaya dando la espalda a la actual y despersonalizada estructuración<br />
de la sociedad.<br />
4.º A partir de todo lo anterior, luchar por fragmentar el vigente monopolio<br />
del poder mundial en cultura, en política y en economía, con pasos firmes y prudentes<br />
de descentralización a todos los niveles: internacional, nacional y regional.<br />
Forzar el cambio de las actuales estructuras de la propiedad, para acercarla más<br />
a la persona.<br />
Más caminos podíamos enumerar en esta dirección. Baste lo dicho hasta<br />
aquí para comprender la TRÁGICA INCONSECUENCIA de quienes pretenden<br />
luchar por los pobres desde el pensamiento, los planteamientos y los métodos de<br />
los ricos y poderosos. Históricamente lo que han logrado entre todos ha sido<br />
ampliar cada vez más el número de las víctimas. Así nos lo gritan todos los desheredados<br />
y excluidos de la tierra.<br />
Se impone, por tanto, no jugar en el campo enemigo y ser creativos a base<br />
de esfuerzo y <strong>espera</strong>nza para alumbrar de veras otra civilización: la de la justicia,<br />
la verdad y el bien; en una palabra, la civilización del amor.<br />
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