En vigilante espera - Acción Cultural Cristiana
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Y la lógica está de nuestra parte, porque desde los hechos reales se puede<br />
deducir la posibilidad o imposibilidad, la viabilidad o inviabilidad de un sistema,<br />
pero no al revés. Si los hechos afirman que la economía global ha empobrecido,<br />
en su conjunto, a la humanidad a escala mundial, es más lógico deducir que la economía<br />
global es perversa que seguir dándole nuevas oportunidades de destrucción<br />
y dominio.<br />
Y no vale hablar de irreversibilidad histórica, porque no sería el primer sistema<br />
económico, político y social que se hunde por elefantiosis; o ¿hay que recordar<br />
a estas alturas, por referirnos a nuestro ámbito cultural, la destrucción del<br />
Imperio Romano y la lenta regeneración y recuperación medieval? Ni vale argumentar<br />
con el aumento bruto de riqueza, pues es el mismo sistema quien la ha<br />
engendrado a costa de los más para favorecer a los menos, hasta topar ya su espíritu<br />
depredador con los límites de los recursos y posibilidades de la propia naturaleza<br />
y con la amenazada supervivencia de millones de personas.<br />
Cuando la ciencia y la técnica han servido de aliadas para eliminar de la actividad<br />
creativa a tantísimas personas; cuando se han utilizado para borrar los derechos<br />
sociales, adquiridos por las clases trabajadoras a lo largo de dos siglos con<br />
sangre, sudor y lágrimas; cuando, con ellas en la mano, se han destruido ecosistemas<br />
enteros y se ha contaminado aguas y atmósfera; cuando, gracias a ellas, se<br />
pudo hacer la guerra perfecta del Golfo Pérsico, ¿puede afirmarse que la ciencia<br />
y la técnica son neutrales y que no están al servicio de los poderosos contra los<br />
pobres? ¿Cómo librarse de la tentación de pensar que los científicos o son imbéciles<br />
(lo cual parece contradictorio) o están vendidos? Porque, si, según se argumenta,<br />
es que los avances científicos, buenos en sí, son para mal fin utilizados,<br />
¿cómo es que no se da una rebelión general de los científicos y técnicos contra la<br />
perversa utilización de su saber? Tampoco es lógico venerar como sagrado, por<br />
muy científico que parezca lo que, de hecho, daña a los hombres.<br />
Pero lo que más perplejos nos trae es contemplar cómo se han apagado<br />
entre nosotros las críticas a la propiedad privada e individual de toda clase de bienes<br />
sin límite alguno, cómo se ha dado carta de naturaleza entre nosotros a quienes<br />
su fortuna se cuenta no ya en decenas sino en centenas de miles de millones.<br />
¡Y se los admira y se los imita!<br />
Si la racionalidad de la propiedad privada, bien individual bien comunitaria,<br />
viene dada por la seguridad y libertad de la persona, ¿qué justificación hay para la<br />
misma, cuando se pasan los límites de esa seguridad y libertad personal y se convierte<br />
en «dominio» sobre bienes necesarios a otros para su subsistencia, seguridad<br />
y libertad y, a través del dominio sobre los bienes, en dominio también sobre<br />
las personas mismas que tales bienes necesitan? ¿Qué sentido tiene, en efecto, la<br />
propiedad privada cuando, si es ilimitada, tal como entre nosotros está legalizada,<br />
deja sin propiedad alguna a la mayoría de las personas? ¿Por qué, si la producción<br />
de bienes es siempre, en alguna manera, social, ha de ser individual la titularidad<br />
de los mismos? ¿Por qué ya no gritan estas verdades los marxistas sumergi-<br />
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