LA CASA DE DIOS EN MÁLAGA... - Biblioteca de la Universidad de ...

debían renovarse a fin de que todos participaran de los honores de
la dirección y de los cuidados que éstos imponían 45 .
El 24 de enero de 1907, se aprobó el nombramiento de un
nuevo capellán, Francisco Morales González, quien venía a ocupar
el oficio dejado por el difunto Antonio Castelló Salazar 46 .
En el período 1909/10, la nota más destacada en la Junta
de Gobierno se produjo con la inclusión de José María Giménez
Camacho como alcalde eclesiástico, en sustitución del fallecido
Fernando Naranjo Barea, cura de la parroquia de San Juan 47 .
El 19 de junio de 1909, la Hermandad nombraba a José Luis
Álvarez de Linera Duarte archivero de la Institución. La elección
45 A.H.D.M. Leg. 50, pza. 2, lib. nº 13, aa. cc. de 31 de enero de 1906, fols. 195 y 196.
46 A.H.D.M. Leg. 50, pza. 2, lib. nº 13, aa. cc. de 24 de enero de 1907, fols. 201 y 202.
En el Boletín Oficial del Obispado de Málaga nº 5, fechado el 7 de abril de 1906, p.
223, se daba cuenta de la muerte del capellán del hospital de San Julián, Antonio
Castelló Salazar, que había pertenecido a la Hermandad Sacerdotal de Sufragios.
47 A.H.D.M. Leg. 50, pza. 2, lib. nº 13, aa. cc. de 26 de enero de 1909, fol. 219. El
presidente de la Corporación tuvo palabras de recuerdo para Fernando Naranjo Barea.
Se acordó en acta el sentimiento de la Hermandad y que “ademas de los sufragios que
mandan nuestras Reglas se le hiciese otro muy modesto, dejando este al criterio del
Hermano Mayor”. Días antes, en concreto el 7 de enero, se publicaba en La Unión
Mercantil, su esquela mortuoria, anunciándose que: “(....) entregó su alma á Dios ayer
á las cinco de la tarde, después de recibir el Santo Viático, la Sagrada Extremaunción
y la bendición apostólica de S[u]. S[antidad].”. En la edición del día siguiente, el
citado periódico relataba: “El cariño y respeto que las grandes virtudes del cura de San
Juan había conquistado entre todas las clases sociales se demostraron ayer de modo
estensible en la conducción del cadaver que fue una imponente manifestación de duelo
(...). El cadaver encerrado en un severo féretro, en el que aparecían un crucifijo, la
estola, su bonete y las insignias de Paz y Caridad, en la que el finado desempeñaba el
cargo de alcaide eclesiástico, fue trasladado de la casa mortuoria á la Iglesia al pie del
altar mayor, en cuyo sitio habíase instalado en un catafalco cubierto de paños negros
(...). La comitiva se puso en marcha llevando el siguiente orden: 50 niños del Asilo de
San Enrique con velas, 12 asilados de las Hermanitas de los Pobres, 12 del de San
Julián, los estandartes de las Hermandades de Animas de San Juan, de la Columna y
Exaltación, 14 religiosas del Asilo de San Juan de Dios, 10 de la Casa de Misericordia,
las mangas parroquiales con clérigo y cruz alzada, el coche fúnebre tirado por cuatro
caballos empenechados, numerosas señoras y señoritas pertenecientes a las
Hermandades del Perpetuo Socorro é Hijas de María y detrás el acompañamiento (...).
Llegada la comitiva al cementerio y después de rezadas las preces de ritual el cadaver
recibió sepultura en un nicho de la Hermandad de Luz y Vela a la que pertenecía”.
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