LA CASA DE DIOS EN MÁLAGA... - Biblioteca de la Universidad de ...

los pocos hermanos de avanzada edad que quedaban inscritos en su
nómina hasta la total desaparición en 1965 del escenario benéfico.
Afortunadamente el edificio anejo a la iglesia de San Julián
no fue destruido gracias a la defensa llevada a cabo por la Cofradía
de las Penas, en la persona de Jaime Solís Ortega. En esta ocasión
la piqueta no hizo de las suyas, como sucediera con los edificios
eclesiales de la Merced, la Encarnación o San José, entre otros.
Este es el momento para reconocer la labor ejercida por las
hermandades penitenciales a lo largo de los siglos y,
principalmente, en el XX, al sobreponerse a la embestida de mayo
de 1931 y a la Guerra Civil. El caso de las Penas no es el único.
Otras corporaciones nazarenas han sido defensoras a ultranza de la
riqueza histórica-artística de la ciudad. Si otras instituciones, del
carácter que fueren, hubiesen actuado con la misma perseverancia e
intensidad que aquéllas, hoy día podríamos presumir de patrimonio
monumental y no lamentarnos de las pérdidas que hemos padecido.
También fue un rotundo acierto que la Agrupación de
Cofradías fijara su mirada en el conjunto arquitectónico de San
Julián, a fin de recuperarlo para la ciudad. Desde luego es un lujo
tener como sede administrativa, archivo y lugar de culto y
veneración de sus Titulares un enclave como éste, del siglo XVII.
Ha quedado patente en el texto el retraso de más de treinta
años en la puesta en funcionamiento del Museo de las Cofradías.
Fueron muchas las vicisitudes que los diversos presidentes
agrupacionistas tuvieron que sortear. Este proyecto está llegando a
su fin y, por lo que parece, pronto será una realidad.
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