LA CASA DE DIOS EN MÁLAGA... - Biblioteca de la Universidad de ...

En efecto, el rotativo reprodujo fielmente los contenidos de
las cartas, fechadas el 7 de febrero, que iban destinadas a cada una
de las familias de los reos. Extraemos de la de Gregorio
Maldonado, por encontrarse su impresión en mejor estado que la
otra, el siguiente fragmento:
“Mis muy amadas hermanas: En ese tristísimo
trance me dirijo a vosotras para daros el último
adios y pediros que me perdoneis. Os
recomiendo la educación de vuestros amados
hijos en la Religión Católica, única donde se
puede hallar la salvación, para que guiados por
la senda del temor de Dios se vean libres de
este caso en que por desgracia se encuentra su
infortunado tio (...)”.
Luego, el antedicho diario local informaba de cómo se
llevaron a cabo las ejecuciones. Justamente enfrente de la cárcel,
en las tapias del callejón de Natera, se había levantado el patíbulo.
Allí estaban preparados los banquillos, rodeándolos fuerzas de la
Guardia Civil, del Cuerpo de Carabineros y de la Guardia
municipal. A las 8 y media de la mañana, se abrió la puerta de la
cárcel, siendo despejada la gente que allí aguardaba la salida de los
reos por Carabineros de Caballería. El primero en salir fue Juan
Carmona Palomo, siendo conducido en un carro cubierto de bayeta
negra, acompañado por los sacerdotes Manuel Ordóñez y Antonio
Castelló, además del verdugo que empuñaba una especie de
machete. A las 9 y cuarto, le llegó el turno a Vicente Martínez
Guillén. Y a las 10 menos cuarto, le correspondió a Gregorio
Maldonado Muñoz, quien:
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