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Es decir, pronto las empresas van a encontrar muy interesante invertir
en televisión y, con ello, convertirán la publicidad en la principal fuente de
financiación de las cadenas. Pero, como apunta Álvarez, las empresas
prefieren anunciarse en programas donde no haya polémica política y eligen
otros de carácter más liviano que acabarán convirtiéndose en los de máxima
audiencia.
Mientras, la televisión seguía distinguiendo entre programas de ficción y
programas informativos, en los que trataba que la información fuera, sobre
todo, fuente de conocimiento sobre la realidad. Una tradición que muy pronto
empezará a romperse. Para captar audiencia, también los espacios
informativos comienzan a introducir recursos narrativos de la ficción y la
información se “ficcionaliza”, como muy bien desarrolla el profesor Bienvenido
León en su tesis sobre “La ficcionalización de la información” (1998)
“La creciente presión ejercida por los índices de audiencia está propiciando que el
criterio supremo para juzgar la eficacia de los programas de noticias, reportajes y
documentales sea su capacidad para entretener a la audiencia. Y esto, a su vez, hace
que la frontera entre ficción y no-ficción sea cada vez menos precisa”
En palabras de la profesora Marcela Farré, entramos en la era de la neo-
televisión: “una de las características de la neo-televisión es la indistinción de
géneros, además de la hibridación o mezcla de formatos.” (2010: 24)
Muchos autores han estudiado este fenómeno, como Kilbon e Izod
(1997), que hablan de factual entertainment (el entretenimiento basado en
hechos). El factual entertainment producirá géneros híbridos – como el
docudrama o el docusoup- con un discurso particular que usará técnicas que,
en un principio, eran propias de la ficción, como ahora el uso de elementos
dramáticos para trazar estrategias que evoquen emociones en el espectador.
“Cuando se busca el entretenimiento por encima de todo, el criterio de selección de
temas para noticias, reportajes o documentales, deja de ser el de su interés para la
audiencia como fuente de conocimiento sobre el mundo. Por el contrario, adquieren
mayor importancia otras consideraciones, tales como el posible impacto de las
imágenes y su capacidad para despertar emociones” (León, 1998)
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