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Hoy en día existe la tendencia a rebajar a la mínima expresión la
duración de los planos para crear montajes más dinámicos y evitar el tedio
que provocan los planos largos. El ritmo rápido es un valor muy apreciado
actualmente entre los realizadores de reportajes informativos. De todos es
sabido que los documentales de animales emitidos al mediodía invitan a la
siesta y consiguen muy bajos niveles de audiencia. Como antídoto, desde
hace décadas los autores de reportajes se han propuesto acelerar el ritmo de
sus piezas al máximo. En programas como, sobre todo, Callejeros, se ofrecen
reportajes con un estilo de montaje vivo, ágil y dinámico. Este ritmo acelerado
se consigue con planos más cortos, de corta duración, con movimiento en el
interior del plano, con movimientos rápidos de cámara, con continuos cambios
en el punto de vista, etc. Una tendencia que, como explica Soler en nuestra
entrevista, tiene origen en la actual cultura visual digital:
“La cultura visual digital, video juegos y video clips en especial, han transformado el
modo de ver y de hacer televisión. Sobre todo porque han acostumbrado al espectador
a un ritmo narrativo acelerado, a base de un montaje muy dinámico y de movimientos
de cámara constantes. Esta aceleración de la narrativa ha influido, a veces
negativamente, en el lenguaje cinematográfico. Existen reportajes y documentales
donde se agradecería un ritmo más pausado, que le permitiera al telespectador la
posibilidad de pensar y asimilar el discurso visual.”
Este bombardeo de imágenes puede atraer la atención del espectador
pero también contribuir negativamente al que hemos definido como objetivo
fundamental del reportaje: la claridad informativa. Como hemos citado, es el
caso de Callejeros. Su ritmo es trepidante: los planos y declaraciones son muy
cortas y a lo largo de sus 35’ 16” de duración, se suceden once historias donde
aparecen 29 personajes diferentes con totales que, de media, no superan
nunca los diez segundos. Esta estructura de montaje propicia un bombardeo
total de información y muy escasa profundización en cada una de las historias.
En este sentido, sería el reportaje menos dirigido ya que sólo presenta una
especie de collage de la realidad donde el espectador se queda con lo que
quiere o le da tiempo de asimilar.
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