La Otra Banda (1978)

el interior de la casa de gobierno y vivienda contigua. La mayor parte de las personas
no durmió esa noche del sábado, unos amanecieron en bailes, otros en botiquines, otros
dando serenatas y los demás esperando algún acontecimiento insólito.
El amanecer fue muy tranquilo. El emisario de don Tino regresó sin novedad
alguna y el Padre Collazos realizó tres misas el domingo. A las seis de la mañana, a las
ocho y a las diez. Repitió sus agravios al régimen de La Otra Banda. Al final del tercer
sermón dijo:
-Dios es muy grande y todopoderoso y castigará con el peso de su poder infinito a
quienes ponen en peligro la propiedad y la religión.
Don Tino decidió abordarlo para advertirle que no estaba dispuesto a permitir que
continuara haciendo llamados a la subversión de su régimen. Se abrió paso entre la
multitud que llenaba la Iglesia. Mientras avanzaba pensó: Este cura no debe saber un
carajo, lo que dice son puras bolserías -y se regresó.
Sin embargo, más tarde vio que el padre Collazos se dirigía a la casa de Víctor
Manuel, y no pudo contener el impulso que le producía su firme decisión de defender
su utopía. Se dirigió a La Casa Grande.
-Padre, me contenta mucho encontrarlo aquí, porque Víctor Manuel será testigo
de lo que voy a decir: Ud. está creando un clima de subversión en La Otra Banda. Cada
vez que hay misa, en el sermón usted repite el mismo discurso político llamando a la
desobediencia de las leyes y de mi autoridad.
-No es por apoyarlo, don Tino, porque usted sabe que yo no soy político, pero yo
le he dicho varias veces al Padre que su magisterio es espiritual y religioso.
-Yo me limito a combatir los enemigos de la Iglesia. Si usted es católico no tiene
porque sentirse aludido. Y en cuanto a lo que usted sostiene, señor Arapé, siempre le
dicho lo mismo, que tampoco soy político, que no hago política desde la Iglesia,
aunque tengo mis ideas.
-Sus ideas son igualitas a las del Dr. Ely Lozada, ese abogado que estuvo el otro
día vomitando veneno contra el gobierno de La Otra Banda. Uno no sabe si usted repite
lo que dice el Dr. Lozada o si es el Dr. Lozada quien repite lo que usted expresa en el
púlpito cada vez que oficia una misa.
-¿Por qué no llegar a un acuerdo? Cada quien en lo suyo y la paz reinara en La
Otra Banda. El Padre Collazos a la iglesia, don Tino a su gobierno y yo a mis negocios.
Si hay respeto mutuo, todo saldrá bien.
-Eso es lo que hay que hacer. A usted le consta que yo no me meto con la Iglesia,
que aunque soy católico respeto tanto a mi religión como a la protestante. Y en cuanto a
sus negocios usted, Víctor Manuel, procede con absoluta libertad.
El Padre Collazos se sentía acorralado, no por la falta de argumentos para
defender su posición, sino porque no quería descubrir su verdadera ideología frente a
quienes, estaba seguro, no podía convencer. Su mensaje estaba dirigido a quienes eran
vulnerables a los cambios políticos o religiosos. Tampoco discutía con los protestantes.
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