La Otra Banda (1978)

-Jacinto es muy callado. Lo único que me dijo fue que algún día Dios se acuerda
de los pobres.
-Pero el no es ningún pobre. Y aunque parece un pobre pendejo, no lo es
tampoco.
-Quien no me dijo nada fue Leonardo Hernández. Sólo me pidió que le encargara
una silla de montar, viene a colear en las Fiestas de Mayo. Para mí es el hombre que
puede ponerle punto final al pleito. Si no fuera por su cuñado, Víctor Manuel, ya
Siriaco fuera difunto.
-Leonardo Hernández lo que tiene es fama, compadre. Nadie conoce sus muertos.
Pregúntele a Lino que acaba de llegar.
Lino Coronel, hijo de un pequeño ganadero, era otro de los asiduos concurrentes
a “Valle Arriba”. Convaleciente de una enfermedad pulmonar no pudo encargarse
directamente de la finca que heredó de sus padres. Se dedicó a leer viejos libros y
sobre todo periódicos en los que escribía Chío Zubillaga, por quien sentía una gran
admiración. Era el más locuaz e inteligente de los contertulios de “Valle Arriba”.
Coronel no se preocupó mucho por su herencia y cada día más fue siendo adsorbido por
la actividad política. Esta sería también su ruina económica, según la opinión de Maria
del Carmen Pereira, una vieja beata, que iba a rezar todos los días a la iglesia y que al
pasar frente a “Valle Arriba” se preguntaba a si misma y –luego lo difundía por el
pueblo- “¿Cuándo irán a trabajar?. Por hablar mal del prójimo se han arruinado. La
política no sirve sino para arruinar a la gente”.
-Yo a Leonardo Hernández no lo conozco muy bien, pero creo que hay que tener
cuidado con él, como con todos los que ven amenazados sus intereses económicos. El
hombre defiende primero sus propiedades y después su familia. El valor personal es
relativo. Cuando el hombre ve amenazados sus intereses, puede que no actúe
directamente para defenderlos, pero lo puede hacer indirectamente, es decir que puede
pagar para que otro lo haga
-Pero aquí no se ha dado el primer caso.
-Porque acabamos de salir de una dictadura. De ahora en adelante todo será
cambio y progreso. Vamos a ver que dice Chío Zubillaga en este periódico:
“Las libertades que comenzamos a vivir, tienen necesariamente que ser
ampliadas. Y antes de que se produzca una reacción de venganza de los humildes y
explotados durante la dictadura, la justicia social debe ser ejercida rectamente y una
profunda reforma agraria debe emancipar al campesinado”.
-Aquí está muy claro –afirmaba Lino Coronel y golpeaba con los dedos el
periódico que acaba de leer. Estamos viviendo otra época. Después de muerto Gómez
se abre una perspectiva aunque hay quienes desde el gobierno tratan de impedir ese
cambio.
-Macario Pérez, por ejemplo –expresó el joven Sivira.
-Este Jefe Civil que nos mandaron es la continuación del gomecismo
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