La Otra Banda (1978)

A LA SOMBRA de una enramada de paja y dividivi unos cincuenta campesinos
con machetes, hachas y garrotes en sus manos, oían la lectura de un largo documento
que tenía en sus manos un joven muy inquieto, muy flaco, muy alto y muy convencido
de que estaba realizando la obra de justicia social más importante de su vida, porque
rescataba para numerosas familias campesinas la propiedad de una posesión comunera
que Abrahán Siriaco les había arrebatado, pero que los herederos del fundador de La
Siriaquera no podían repartirse legalmente por falta de documentos que probaran sus
derechos a esa propiedad.
Cada vez que Lino, convertido en líder político y campesino de La Otra Banda,
leía en el documento que tenía en sus manos algún párrafo en el cual constara el
nombre de algún antepasado de uno de los campesinos presentes, éstos levantaban los
machetes, las hachas y los garrotes encabullados recordando a su abuelo, a su tío y
hasta su padre que habían comprado derechos en la posesión comunera de La
Esperanza.
-Yo, Manuel Flores , vendo a Jesús Carrasco mis derechos en la posesión
comunera La Esperanza, que adquirí legalmente de Justo Campos –leía Lino.
-Jesús Carrasco era mi abuelo- confirmó uno de los campesinos presentes.
De un viejo maletín, Lino extraía nuevos documentos que acreditaban a
numerosos campesinos sus derechos en la posesión comunera. Estaba seguro de que los
dueños verdaderos de esas extensiones incalculables de tierras, aún vivían como seres
primitivos en ranchos de pajas, víctimas del despojo por parte de latifundistas de la
zona, especialmente de Abrahán Siriaco y sus descendientes.
Del mismo maletín, Lino también extraía recortes de algunos periódicos en los
que Cecilio Zubillaga Perera escribía medulosos y radicales artículos contra el
latifundio y a favor de los campesinos. Lino combinaba la lectura de los documentos
legales sobre la posesión comunera La Esperanza y el contenido de las opiniones que
el gran polemista revolucionario vertía en sus artículos contra la explotación del
hombre en las zonas rurales de La Otra Banda.
-Oigan esto, que escribe don Chío Zubillaga -expresó Lino Coronel.
-Todos los latifundios y todos los capitales que se amasaron en la época de la
tiranía de Juan Vicente Gómez, fueron producto de la arbitrariedad, la violencia y el
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