La Otra Banda (1978)
La Otra Banda (1978)
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-¡<strong>La</strong>s armas vendrán, Leonardito! González Urbina y yo quedamos en que él se<br />
replegaría hacia <strong>La</strong> <strong>Otra</strong> <strong>Banda</strong>. Si no se lo impiden sus superiores y consigue las<br />
armas, es casi seguro que estará con nosotros en muy poco tiempo.<br />
Los movimientos de don Tino y Leonardito fueron rápidamente delatados. El<br />
nuevo Alcalde de San Francisco, que había sido Jefe Civil antes del gobierno de don<br />
Tino, se lo hizo saber a Víctor Manuel Arapé:<br />
-Don Tino y su sobrino no son evangélicos, un carajo, Víctor Manuel. Recibí<br />
información de que andan preparando un alzamiento contra mi gobierno. Si confirmo la<br />
información los detengo a los dos. Lo lamento por usted.<br />
Víctor Manuel no tenía ninguna información para rebatir a Macario Pérez.<br />
Dudaba que don Tino fuera capaz de alzarse, no por miedo sino por la edad y porque a<br />
él le constaba que el viejo Sivira estaba enfermo. Pero con relación a Leonardito, lo<br />
creía capaz de tomar la Alcaldía y hasta ejecutar una degollina de latifundistas.<br />
Preocupado por la suerte de su sobrino, le expuso al nuevo Alcalde:<br />
-Yo sí creo, don Macario, que don Tino se ha metido a protestante. El responsable<br />
de esa conversión de don Tino es el Padre Collazos, que no hace otra cosa que agredir<br />
al pobre viejo Sivira en sus sermones, aunque sin mencionarlo. Y en cuanto a<br />
Leonardito, ese siempre ha sido un soñador y a lo mejor se cree un nuevo Lutero. Yo le<br />
prometo hablar con él y si es necesario lo convenzo para que salga de <strong>La</strong> <strong>Otra</strong> <strong>Banda</strong>.<br />
-Si Ud. interviene me evita tener que utilizar la fuerza.<br />
-No creo que sea necesario, don Macario. Deje eso por mi cuenta.<br />
Hubo un momento en que don Tino y Leonardito llegaron a aglutinar la mayoría<br />
de reservistas que había en <strong>La</strong> <strong>Otra</strong> <strong>Banda</strong>.<br />
Unos cien reservistas conocían los planes inmediatos. Con ellos se podría dar<br />
cuenta de Macario Pérez y de cualquier respaldo que éste recibiera, excepto que se<br />
tratase de un batallón organizado.<br />
-No sigamos, don Tino. Lo que necesitamos son las armas -le repitió Leonardito.<br />
-Tengo que esperar la decisión política y las armas. Acabo de recibir una carta de<br />
González Urbina. Él espera que le den la orden política de tomar las armas. En iguales<br />
condiciones se encuentra Antonio José Díaz, llamado El Gavilán, en las montañas de<br />
Guaitó en El Tocuyo. Por ahora lo que necesitamos es cuidarnos, no ser descubiertos.<br />
-En esta casa, viven dos reservistas. Son los hijos del viejo Daniel González.<br />
Vamos a visitarlos.<br />
-Danielito, si te necesito ¿estás dispuesto a acompañarme?<br />
-Para lo que usted diga, don Tino.<br />
-¿Dónde esta Ezequiel?<br />
-En aquella casita. Tiene una novia y creo que salió para allá.<br />
-Quien te vendrá a buscar es Leonardito. Hasta luego.<br />
Siguieron el recorrido. Esta vez don Tino se mostraba más animado.<br />
-Vamos a precisar a Rómulo González, el hermano de Daniel.<br />
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