La Otra Banda (1978)
La Otra Banda (1978)
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como para afirmar algo que le decía a su tío. El Capellán pensó regresarse, pero de<br />
inmediato se dijo a sí mismo:<br />
-Donde está el mal debe estar el representante de Dios, para alejar sus efectos.<br />
Avanzó resuelto y en tono solemne expresó:<br />
-Nosotros seguiremos confrontando la verdad de la palabra que no atiende al<br />
mandato del ser supremo. Estoy convencido de que esa es la misión que Dios me ha<br />
encomendado para convencerlos a ustedes del peligro del comunismo. ¿Ud. está de<br />
acuerdo conmigo, don Víctor?<br />
-Si el comunismo viene ¿No será que Dios lo quiere así, Padre?<br />
-¿Cómo va usted a decir eso, don Víctor? Dios no puede querer el comunismo.<br />
-Entonces, padre, si Dios no lo quiere no puede llegar el comunismo, porque todo<br />
lo que sucede en la tierra es porque Dios lo tiene dispuesto.<br />
Al Presbítero lo volvía a sacar de quicio que con los mismos argumentos de la<br />
Iglesia Católica se tratara de rebatir sus puntos de vista. Por algunos instantes llegó a<br />
pensar que Víctor Manuel podría ser un instrumento de Leonardito para provocarlo.<br />
Pero la evidencia de su posición era incuestionable a la luz del más desprevenido, y eso<br />
lo hizo desistir inmediatamente de su pensamiento muy turbado por la obcecación y<br />
poco acertado en los juicios del momento.<br />
-Hay cosas terrenales, don Víctor, en las cuales es la voluntad del hombre la que<br />
decide.<br />
-Pero a Dios nada le es ajeno, padre.<br />
El Padre Collazos se sorprendía cada vez más. En la medida en que avanzaba<br />
la conversación con Víctor Manuel descubría que éste era católico con alguna<br />
conciencia de lo que ello significaba. Y en realidad, Arapé además de leer la Biblia<br />
también leía aunque con poca asiduidad los artículos político-religiosos que publicaba<br />
Chío Zubillaga en periódicos que llegaban a San Francisco a través de Leonardito,<br />
quien cuando iba a cobrar su sueldo compraba todos los periódicos en los que escribía<br />
el gran humanista y luchador social. En cierto modo Arapé también recibía esa<br />
influencia que unida a sus firmes convicciones cristianas reafirmaba en su conducta<br />
intachable en todos los negocios y las relaciones personales que establecía. Algunos lo<br />
consideraban, y él mismo se auto calificaba con mucha humildad, un sacerdote sin<br />
sotana, convencido profundamente de que se podía ser católico, incluso presbítero,<br />
asumiendo una actitud distinta a la del padre Collazos.<br />
El sacerdote se sentía cada vez más aislado de la mayoría del pueblo. Sus arengas<br />
después de la misa ahuyentaban a muchos fieles de la Iglesia Católica, quienes no<br />
comprendían los ataques del padre Collazos contra hombres como don Tino Sivira, que<br />
además sé ser de una excepcional condición humana insuperable, también era católico.<br />
Paulatinamente se fue observando una mayor asistencia de personas a la Iglesia<br />
Protestante. Víctor Manuel se lo comentó al padre Collazos y éste explotó contra el<br />
comunismo.<br />
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