La Otra Banda (1978)

-Si los campesinos adquieren conciencia de sus derechos, se organizan y se
disponen a luchar hasta vencer, esas personas, tipo Siriaco, tendrá que desaparecer. Esa
gente no puede vivir en condiciones de igualdad con nadie. Lo que tienen lo lograron
despojando a otros. Honradamente no se pueden adquirir las tierras de La Siriaquera,
que sobrepasan las diez mil hectáreas. Saca la cuenta, Pedrito. Uds. Son ciento treinta
y no ocupan más de doscientas setenta hectáreas. Dos hectáreas por familia. En La
Siriaquera caben más de cinco mil familias campesinas. Pero los Siriaco, que son una
sola familia, no permiten que nadie, que ningún campesino pueda vivir a su lado,
aunque sea en tierras de los propios campesinos.
La noche iba avanzando. Coronel pensó que podían seguir conversando al otro
día y que en el camino de retorno a Carora tendría tiempo para aclararle a Pedro
González todas las interrogantes que le planteaba.
-Pedrito, es mejor dormir. Mañana seguimos hablando. Dile a Juan Vicente que
nos llame muy temprano.
El silencio se multiplicó e hizo desaparecer la desigualdad social por algunas
horas, en los campos de La Otra Banda. Todos dormían. La realidad volvería muy
pronto, cuando a Juan Vicente lo despertara el cantar del gallo, anunciando que la
noche se iba y que Héctor Siriaco estaba enfrente.
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