La Otra Banda (1978)

-No es necesario, Pedrito. Yo conozco al hombre en la parada. Tú eres de los que
no se les agua el ojo.
-Yo lo pude comprobar ayer, compañero Lino. Pedrito y yo íbamos arreando una
vaca que estaba en mi conuco, para el otro lado del riachuelo, y estaba una gente de los
Siriaco, como vigilando, y nos dijeron que dejáramos la vaca de este lado, que esas
tierras eran de don Héctor. Pedrito les contesto:
-De este lado no pueden estar ni ustedes. Y el que crea que no es verdad lo que
estoy diciendo, que lo intente. Los otros eran tres, pero se fueron.
-¿Se pasa mucho ganado para los conucos?
-Sí, compañero Lino.
-Yo le he dicho a vale Juan, que ese ganado no es que se pasa para acá, sino que
lo echan. Esa gente de Siriaco lo arrea para acá, para que se coman las maticas de
nosotros, el maicito, la yuquita, todo, porque todito se lo comen si uno no está
pendiente y las vuelve a echar para el otro lado.
-¿Cuántas familias campesinas están ya establecidas en el piedemonte de la
Cordillera El Maguey?
-Unas ciento treinta, compañero Lino.
-No se olvide, vale Juan, que mañana llegan algunos familiares de Benito
González, él más perjudicado por parte de Abrahán Siriaco.
Las próximas familias que lleguen deben comenzar a ocupar zonas más planas.
No es conveniente que sigan en el piedemonte. Aunque aquí no nacen ríos, lo más
aconsejable es que trabajen en zonas llanas.
-Ya nadie más se está asentando en el piedemonte, compañero Lino. Cuando
quiera recorremos la parte nueva, donde están los recién llegados. Todito es planito.
-Yo siempre le decía a vale Juan que las mejores tierras son las que no tienen
cerros, las que no están empinadas, como las que se cogió Siriaco. Ni pendejo que
fuera, se cogió las mejores tierras y ahora sus hijos nos quieren sacar de estos
peñascos. Lo que es la mala conciencia.
-La conciencia de esa gente, Pedrito, es muy negra. En lo único que piensan es en
ellos mismos. Para conseguir lo que tienen son capaces hasta de matar. Esa es la
historia de Abrahán Siriaco. Los hijos no han matado a nadie, porque no han tenido
necesidad y porque ya no cuentan con el apoyo que tenían antes.
-¿Esa gente así. se acabara, compañero Lino?
Lino Coronel pensó en la respuesta que debía darle a Pedro González, quien cada
día hacía preguntas cada vez mas cargadas de contenido político. A Coronel le gustaba,
y luchaba por ello, para que tanto Juan Vásquez como Pedro González se convirtieran
en líderes campesinos. Por tales razones, meditaba las respuestas que debía darle a sus
preguntas, para que le sirvieran de acervo de sus pocas ideas políticas que comenzaban
a manejar con mucho impulso y con cierta reflexión.
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