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Darío Valcárcel<br />
Introducción<br />
la crisis de la deuda y la crisis escrita con una sola palabra han irrumpido<br />
en el proyecto europeo. Europa se rehará, pero atraviesa hoy enormes<br />
dificultades. Lo cierto es que nadie puede dudar ahora de la influencia que<br />
ejercerá en la crisis caucásica. Sobre todo, el peso de alemanes, franceses,<br />
polacos, checos, eslovacos, rumanos y búlgaros. Turquía acabará por<br />
integrase en la Unión Europea; esto piensan las voces más autorizadas,<br />
desde el británico Chris Patten al francés Hubert Vedrine. Ya entendemos<br />
que hay demasiadas alusiones al entorno del Cáucaso. Pero sin hablar<br />
de estos cuatro elementos, europeos, rusos, turcos y persas, no se puede<br />
discurrir sobre la materia.<br />
Para la Unión Europea, el Cáucaso es un área de vecindad. Europa necesita<br />
estar presente; quiere conseguir una presencia civil, del mismo modo que<br />
EE. UU. mantiene su interés estratégico por el área. De aquí al 2015-2020,<br />
y siempre se corre un riesgo con los vaticinios, Europa puede ser el vecino<br />
que alcance una influencia estable en el Cáucaso.<br />
16<br />
No olvidemos los conflictos internos de la región: en Osetia del Sur; en<br />
Abjasia, situado en territorio ruso; en Nagorno Karabaj, bajo creciente<br />
influencia turca, y en Armenia, cuya frontera con Turquía sigue cerrada.<br />
Azerbaiyán y Armenia abrieron hostilidades a propósito de Nagorno<br />
Karabaj tras la disolución del imperio soviético. Murieron unos veinticinco<br />
mil azeríes y armenios. Rusia impuso un alto el fuego en 1994. Se trató de<br />
facilitar el regreso a sus hogares de seiscientos mil azeríes, pero muchos<br />
de ellos no han conseguido volver aún. Rusia mantiene sus vínculos con<br />
Armenia, con quien comparte la identidad étnica y la religión ortodoxa,<br />
en contraste con Azerbaiyán, predominantemente musulmán. Pero<br />
el petróleo y el gas del Caspio fluyen a partir de Azerbaiyán. Rusia se<br />
esfuerza por mantener la influencia de Turquía e Irán y finge una actitud<br />
de neutralidad. Rusia es garante del statu quo y de los compromisos que<br />
lograron cerrar los enfrentamientos armados de los años 1990.<br />
En medio de todo ello, dos organizaciones occidentales tratan de hacerse<br />
presentes en el Cáucaso: la primera, ya está dicho, es la Unión Europea,<br />
no dispuesta a renunciar a una relación organizada con ese vecino. La<br />
segunda es la Alianza Atlántica, cuyo interés por el Cáucaso crece desde la<br />
secesión de Rusia, a comienzos de 1990.<br />
Los tres capítulos que cabe mencionar en primer lugar son los del<br />
comandante Francisco Ruiz, el coronel José Luis Calvo Albero y el<br />
profesor Gonzalo Escribano. El primero analiza algo generalmente<br />
mal estudiado, la conquista de Transcaucasia y la larga guerra en sus<br />
montañas, llamada gazawat, prolongada durante más de 40 años, desde<br />
1817 a 1859, cuando los ejércitos del zar Alejandro II capturaron al líder