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José Luis Calvo Albero<br />
Irán, el Cáucaso y la seguridad del mar Caspio<br />
iniciar los trabajos para garantizar la producción propia de uranio<br />
enriquecido. Estos procesos pueden conducir tanto a la producción de<br />
combustible nuclear como a la de uranio o plutonio para cargas nucleares<br />
de uso militar, por lo que se inició una fuerte presión internacional para que<br />
Irán los detuviese. La tensión aumentó en 2002, cuando se descubrió<br />
que el régimen había ocultado muchas de sus actividades de enriquecimiento<br />
de uranio.<br />
Aunque el enriquecimiento de uranio no está prohibido por el TNP, todas<br />
las actividades relacionadas deben comunicarse a la Agencia Internacional<br />
de la Energía Atómica, para que ésta pueda proceder a las correspondientes<br />
verificaciones. Finalmente, Irán permitió estas inspecciones, aunque<br />
consideró la atención que su programa nuclear suscitaba como una<br />
intromisión intolerable en sus asuntos internos. Por comparación, sacó<br />
a relucir el contraste con el programa nuclear israelí, cuyas aplicaciones<br />
militares, aunque nunca reconocidas, son de dominio público. No obstante,<br />
hay que se señalar que Israel nunca fue firmante del TNP.<br />
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Pero, pese a esta actitud de ofendido, la postura de Irán durante este<br />
periodo inicial fue bastante moderada. De hecho, en 2003 y tras unas<br />
negociaciones lideradas por la Unión Europea, las autoridades iraníes<br />
aceptaron una moratoria en su producción de uranio enriquecido que<br />
quedó temporalmente suspendida.<br />
Sin embargo, la situación cambió radicalmente con la llegada al poder de<br />
Mahmud Ahmadineyad en 2005. Al discurso radical del nuevo presidente<br />
se sumó la reanudación del programa de enriquecimiento de uranio.<br />
Además, cada vez se hizo más evidente que el programa se había diseñado<br />
con unas medidas de dispersión y protección de instalaciones que no eran<br />
las propias de un programa de aplicación civil.<br />
En la agresiva estrategia de Ahmadineyad pesaban probablemente<br />
varios factores. Uno de ellos era que Irán estaba rodeado por fuerzas<br />
norteamericanas al oeste, en Iraq, y al este, en Afganistán. Además, la<br />
invasión de Iraq había demostrado que, dada la superioridad tecnológica<br />
norteamericana, solo la disuasión nuclear podía evitar que Irán pudiese<br />
correr un día la misma suerte. A esto había que añadir que Ahmadineyad,<br />
como todo radical que se precie, probablemente vio las ventajas que<br />
la presión internacional podía aportar para exaltar el sentimiento<br />
nacionalista iraní y aumentar aún más su apoyo popular entre las clases<br />
más humildes.<br />
Así pues, la mezcla de factores externos e internos llevó, con bastante<br />
seguridad, a las autoridades iraníes a embarcarse en un programa nuclear