You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
José Luis Calvo Albero<br />
Irán, el Cáucaso y la seguridad del mar Caspio<br />
todo el equipo militar posible a Saddam Hussein tan pronto como éste se<br />
lanzó a la aventura de invadir el territorio iraní.<br />
Las cosas cambiaron paulatinamente. En 1988 la guerra entre Irán e Iraq<br />
terminó prácticamente en tablas. El ayatolá Jomeini murió al año siguiente<br />
y eso motivó un cambio muy acentuado en la política exterior iraní durante<br />
los años 90. Del radicalismo religioso y el apoyo a cualquier movimiento<br />
armado de corte islamista se pasó a una cierta moderación en el discurso y<br />
a la aplicación de una política realista basada en intereses nacionales. Tuvo<br />
mucho que ver en esto la ascensión al poder de una generación de dirigentes<br />
más moderados que Jomeini, y también el final de la guerra con Iraq (11) .<br />
La imagen internacional de Irán mejoró también por el hecho de que<br />
el papel de gran villano internacional fue rápidamente asumido por su<br />
enemigo iraquí, Saddam Hussein con la invasión de Kuwait en 1990, que<br />
terminó provocando la intervención internacional que culminaría en la<br />
Guerra del Golfo de 1991.<br />
Además, cuando estalló la guerra entre Armenia y Azerbaiyán a propósito<br />
del territorio de Nagorno Karabaj, estando ambas repúblicas todavía<br />
integradas en la URSS, Teherán mostró una actitud más favorable a los<br />
intereses armenios, línea que coincidía con la que Moscú ha mantenido<br />
antes y después de la caída de la Unión Soviética.<br />
165<br />
En el aislado Irán de la época, la Rusia en permanente riesgo de colapso<br />
que lideraba Boris Yeltsin encontró un prometedor mercado potencial.<br />
Y lo que Rusia podía ofrecer en grandes cantidades era el legado de la<br />
Unión Soviética: armas y tecnología nuclear. Esto inició una nueva era de<br />
cooperación, aunque en ella no faltaron tampoco las desavenencias. Rusia<br />
no quería ofender a los estados occidentales, ni contribuir a que Teherán se<br />
convirtiese en una potencia demasiado poderosa, y por tanto no suministró<br />
a Teherán lo más avanzado de su inventario militar. Fue el caso del<br />
sistema antiaéreo S-300, que el régimen iraní ha solicitado repetidamente<br />
por considerarlo esencial para defenderse de un posible ataque israelí o<br />
norteamericano. Fue también el caso de los sistemas de misiles balísticos<br />
lo que llevó a Teherán a dirigirse a Corea del Norte en busca de tecnología.<br />
Por su parte, Irán siempre ha protestado por la excesiva lentitud rusa en los<br />
trabajos de construcción de la central nuclear de Busher.<br />
Pero, en general, la relación se ha desarrollado en buenos términos, pese<br />
a que en realidad Moscú y Teherán son, como siempre han sido, rivales<br />
(11)<br />
GRESH, Geoffrey. ‘‘Coddling the Caucasus: Iran’s Strategic Relationship with Azerbaijan<br />
and Armenia’’. Caucasian Review of International Affairs, vol I. Invierno 2006. Consultado<br />
en febrero 2012 en http://www.cria-online.org/1_1.html