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José Luis Calvo Albero<br />
Irán, el Cáucaso y la seguridad del mar Caspio<br />
■■<br />
Zoroastro y la Shia. El peso de la religión<br />
En un territorio que ha sufrido tal tránsito de pueblos y culturas, la religión<br />
ha sido utilizada con mucha frecuencia como refuerzo del sentimiento<br />
identitario. La influencia de lo religioso en la marcha de la historia, tanto<br />
en Irán como en el Cáucaso, ha sido muy importante, lo que no es una<br />
gran novedad por comparación a otras regiones. Pero allí lo sigue siendo<br />
en nuestros días, algo que resulta menos habitual.<br />
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La religión asociada al origen de Persia como potencia regional es el<br />
zoroastrismo, también denominado mazdeísmo. El zoroastrismo no<br />
es realmente una religión monoteísta, pues su cosmovisión se basa en<br />
el dualismo entre un principio creador positivo (Ahura Mazda) y otro<br />
negativo (Ahrimán). Al primero pertenece la esencia humana, que se<br />
concentra en el alma, aunque Ahrimán ha aprisionado las almas de los<br />
hombres en un mundo material y engañoso. El camino a seguir pues es<br />
el retorno a la unión con Ahura Mazda renunciando al mundo material,<br />
que se identifica con lo maligno. Pero todo ser humano es libre para elegir<br />
entre recorrer ese cambio de retorno al principio positivo, o quedarse en<br />
el disfrute de lo material. Y en función de su decisión será juzgado tras su<br />
muerte.<br />
Huelga señalar la influencia que este modelo religioso tendría sobre el<br />
judaísmo primero, y sobre el cristianismo y el islam después. Pero, en<br />
su forma definida por Zoroastro y sus sucesores en la primera mitad del<br />
primer milenio A. C. la nueva religión tenía además características que<br />
todavía hoy sirven para explicar muchas cosas en Irán y en Oriente Medio.<br />
Una de ellas es que consideraba que la vía de retorno a Ahura Mazda era<br />
dura y difícil, y solo unos hombres elegidos podían recorrerla sin la ayuda<br />
de una clara y firme doctrina religiosa, desarrollada y difundida por una<br />
bien estructurada casta sacerdotal.<br />
En consecuencia, los sacerdotes zoroastras se convirtieron en una élite que<br />
acumulaba un considerable poder sobre la sociedad persa. Esto les acarreó<br />
no pocos problemas con el poder político, incluso con los dirigentes de las<br />
dinastías Aqueménida y Sasánida, que teóricamente fueron sus grandes<br />
defensores.<br />
Cuando el islam barrió al debilitado Imperio sasánida y los ejércitos<br />
árabes penetraron en la meseta irania, no se produjo una conversión<br />
masiva de la población, pero sí de las élites gobernantes, que lógicamente<br />
y como siempre ocurre, aspiraban a continuar siéndolo. Agobiados por el<br />
monopolio del poder ejercido por las belicosas tribus árabes, no tardaron<br />
en elegir una modalidad del islam más adecuada a sus intereses.