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Salud pública e identidad - Memorias Conferencia PES 2012

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20 Semblanza La salud y la vida 21<br />

los años 90 incursionó en la crítica del modelo<br />

flexneriano-biologicista en la formación de los<br />

recursos en salud, que impedía una mirada social<br />

y cultural de los profesionales recién graduados<br />

que se enfrentan a los espacios rurales. 12<br />

El 12 de diciembre de 1991, en el discurso inaugural<br />

de la Escuela de <strong>Salud</strong> Pública de la Facultad<br />

de Ciencias Médicas de la Universidad Central<br />

del Ecuador, de la cual fue el primer director,<br />

reconoció los cimientos de dicho acto en los 12<br />

años del CEIAS, el aporte del CEAS, de la Fundación<br />

Eugenio Espejo y de la Comuna Sanitaria<br />

Virchow. Desde una denuncia del neoliberalismo<br />

que se enquistaba también en la formación<br />

del recurso humano en salud, criticó el nuevo<br />

orden mundial cuya revolución tecnológica estaría<br />

al servicio de la dominación y aumentaría<br />

las disparidades entre naciones pobres y ricas.<br />

Una vez más la circularidad de su pensamiento<br />

mostró una profunda comprensión de los procesos<br />

pasados, presentes y futuros.<br />

Edmundo forjó el sueño de una Escuela de <strong>Salud</strong><br />

Pública “como colectivo de organizaciones<br />

populares, instituciones públicas de servicios,<br />

organizaciones no gubernamentales, instancias<br />

de formación de recursos humanos”, en la generación<br />

de un “proyecto pluralista liderado por<br />

sólidos principios y un indeclinable compromiso<br />

de transformación de las condiciones de salud<br />

de la mayoría”. Afirmó que el quehacer sanitario<br />

debía mantener viva en la memoria colectiva a<br />

“Marx, Lenin, Daquilema, Alfaro, Agustín Cueva,<br />

Espejo, Ricardo Paredes”, y que debíamos<br />

seguir inspirándonos en “Virchow, Neumane,<br />

Stern, Sigerest, Rosen y Juan César García”.<br />

Apostó a la construcción de un movimiento en<br />

salud, donde la labor de la Escuela de <strong>Salud</strong> Pública<br />

fuera la participación en la “lucha por la<br />

organización democrática de una salud pública<br />

comprometida con el logro de la nacionalidad,<br />

con la solución de los problemas de nuestro pueblo,<br />

con el avance de la ciencia y la cultura, con<br />

la defensa de lo público, con la docencia democrática,<br />

con el don de resucitar a los muertos que<br />

hablan sobre la vida, con el arte y con el amor”.<br />

En 1992, en su artículo “Práctica en salud y socialismo:<br />

elementos para la reflexión” 13 el filósofo<br />

irrumpe en una defensa de la vigencia del<br />

socialismo, con una crítica desde el corazón socialista.<br />

Afirmó que lo que se encuentra en crisis<br />

es la interpretación de la construcción del socialismo,<br />

por lo que es necesario un pensamiento<br />

y una práctica renovados: “necesitamos descolonizar<br />

nuestro pensamiento para encontrar en<br />

nuestro mundo indígena y mestizo las potencialidades<br />

de construcción de una sociedad más humana<br />

a través de la abolición de la explotación<br />

y la dominación”. Nuestro Arguedas salubrista<br />

repreguntaba si el socialismo que se estaba construyendo<br />

en el mundo, tenía el suficiente condumio<br />

para ser llamado así. Apostaba no a grupos<br />

vanguardistas que se creen “depositarios de la<br />

verdad absoluta sobre el mañana, sino gente con<br />

mayor o menor conocimiento que puede hacer<br />

previsiones con amplios márgenes de error”.<br />

Inspirado en Gramsci y con las lecturas de<br />

Kautsky, Martov, Mandolfo, Panekeuk, Mattik,<br />

Djilas, Betelheim, Lukacs, Foucault y Heller, Edmundo<br />

Granda criticó el centramiento de la acumulación<br />

de poder en una forja socialista que<br />

llevó a la “conformación de estados panópticos<br />

regentados por déspotas que negaron las propuestas<br />

marxistas de humanidad”. Reafirmó la<br />

necesidad de abrir la mente para encontrar en la<br />

realidad las potencialidades del quehacer y “no<br />

encerrarnos en los escritos sagrados del marxismo-leninismo<br />

celosamente guardados por sus<br />

vicarios terrenales”.<br />

Edmundo enseñó que observar, analizar y teorizar<br />

es un modo de ayudar a construir un mundo<br />

diferente. Proporcionó preguntas esenciales<br />

más que respuestas, pues éstas últimas decía,<br />

se cuajan en la especificidad temporal de las diversas<br />

sociedades y de sus actores. Ésta fue la<br />

base de su constante superación, su capacidad<br />

de creer en la racionalidad y en la posibilidad de<br />

apelar a la razón, sin convertirla en diosa; creer<br />

en las potencialidades de la acción social significativa<br />

y de la política transformadora, sin verse<br />

arrastrado hacia los rápidos mortales de las utopías<br />

absolutas; y creer en el poder liberador de<br />

la <strong>identidad</strong>, sin aceptar el individualismo o la<br />

apropiación por el fundamentalismo 14 .<br />

En 1991 fue invitado por OPS a participar, junto<br />

con Oscar Feo y Laura Nervi, como relatores<br />

de la Reunión de Consulta sobre Desarrollo de la<br />

Teoría y Práctica de la <strong>Salud</strong> Pública en la Región<br />

de las Américas (Nueva Orleans, 21-24 de Octubre<br />

de 1991). 15<br />

En 1993, como director de la Escuela de <strong>Salud</strong><br />

Pública y conjuntamente con la Organización Panamericana<br />

de la <strong>Salud</strong>/Organización Mundial<br />

de <strong>Salud</strong> (OPS/OMS), promovió la “I Reunión<br />

Andina sobre Desarrollo de la Teoría y Práctica<br />

en <strong>Salud</strong> Pública” que reconoció la orfandad y<br />

la crisis de una salud pública enquistada en un<br />

Estado benefactor, que tiene como única posibilidad<br />

emancipadora “ampliar su horizonte de<br />

visibilidad, reconstruir su método y propiciar<br />

una nueva práctica, con el fin de apoyar la constitución<br />

de un sujeto social que luche por el derecho<br />

a la salud y conmine al Estado a mantener<br />

su deber de garantizarlo”. 16<br />

Como investigador centrado en mirar los determinantes,<br />

dialogó con otras ciencias políticas<br />

y culturales y desde la Escuela de <strong>Salud</strong> Pública<br />

posicionó la planificación estratégica, y con<br />

Mario Rovere centró la problemática y el conocimiento<br />

de la salud pública desde los actores.<br />

Impulsó espacios de encuentro y alianzas regionales<br />

y latinoamericanas para la reflexión sobre<br />

la transformación de la salud.<br />

En 1994 debió dejar la Escuela de <strong>Salud</strong> Pública<br />

y la Maestría, perseguido no por la derecha, sino<br />

por la propia izquierda dogmática, que no quería<br />

dejar a sus dioses y se negaba a ampliar el horizonte<br />

de reflexión y de construcción. La salida<br />

del partido, además del impacto afectivo en el<br />

Pavo –como cariñosamente apodábamos a Edmundo-,<br />

constituyó, en cierto modo, un arquetipo<br />

de quiebre de toda una generación -o variasde<br />

la izquierda latinoamericana. La dolorosa<br />

separación del “refugio materno”, ese marxismo<br />

doctrinario ligado a una militancia tan necesaria<br />

como el aire, que nos impidió ver con objetividad<br />

las realidades alrededor nuestro. El Pavo,<br />

siempre en constante reflexión y adaptación,<br />

pudo dar el salto y continuó produciendo intelectualmente<br />

“sin perder el sur oriente”, porque<br />

tenía el bagaje intelectual y la suficiente sensibilidad<br />

humana para hacerlo. Nunca su alma de<br />

luchador fue vencida, siempre fue un vencedor,<br />

gracias a su espíritu tenaz y comprometido.<br />

Edmundo dinamizó otros espacios: ALAMES, la<br />

Universidad Nacional de Loja (UNL) y la Organización<br />

Panamericana de la <strong>Salud</strong>/Organización<br />

Mundial de <strong>Salud</strong> (OPS/OMS), en la Representación<br />

del Ecuador.<br />

En la Universidad Nacional de Loja (UNL), como<br />

lo hacía en los diferentes espacios locales, nacionales<br />

y de Latinoamérica, por donde regaba sus<br />

simientes y al mismo tiempo se nutría, contri-<br />

12. Ponencia en el Encuentro Nacional “Campesinado Medicatura Rural” en 1991.<br />

13. Ponencia presentada en el Seminario Internacional “Socialismo: Vigencia, Renovación o Crisis” realizado<br />

en Quito en abril de 1992.<br />

14. Castells M. La era de la información: La sociedad red. Alianza Editorial. España 2001. Pág. 34.<br />

15. Ver Publicación Científica # 540 de la OPS, La crisis de la salud pública: reflexiones para el debate,<br />

Washington, 1992<br />

16. Las memorias de este encuentro se publicaron en el libro <strong>Salud</strong> Pública: ciencia, política y acción 1993.

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