28 Semblanza La salud y la vida 29 La docencia fue una de sus pasiones, la cual inició en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cuenca en el año 1969, continuó en la Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador, en la Escuela de Graduados, en su Escuela de <strong>Salud</strong> Pública y en la Maestría de <strong>Salud</strong> Pública de la Universidad de Loja (MASAPU). Fue docente invitado en Investigación, Epidemiología, Ciencias Sociales en <strong>Salud</strong>, Desarrollo y <strong>Salud</strong>, Planificación y Administración en <strong>Salud</strong> en cursos de postgrado de las distintas universidades del Ecuador y de América Latina. Es relevante su participación en la planificación o docencia de algunas maestrías en <strong>Salud</strong> Pública o Medicina Social de Latinoamérica. 27 En varias de las universidades latinoamericanas fue declarado Profesor Honoris Causa 28 , por su vocación de servicio que le permitió otros reconocimientos como ser Miembro Honoris Causa de la Asociación Boliviana de Medicina Social, Integrante del Comité Ejecutivo de Social Science and Health, capítulo Latinoamericano, 1995- 1996; Ciudadano de la Ciudad Alta de la Paz en Bolivia, así como miembro de comités editorialistas de algunas revistas de su especialidad en el Ecuador y Latinoamérica. Su aporte a los boletines de OPS, son otro mecanismo de proyección a la América Latina. Su vida nos reafirma en la alquimia que posibilitaba Edmundo, llamaba brujas a sus amigas, y creemos que solo se proyectaba, porque él, ciertamente, era un brujo, y lo fue en su vida y en su muerte. Al final de sus días también lanzó su varita, para anunciarnos con valentía y serenidad que tenía leucemia. Una nueva varita fue lanzada cuando asumió el reto de curarse con un tratamiento experimental que lo enfrentaría a una quimioterapia agresiva, aniquilando su sistema inmunológico; literalmente se quedó sin un solo glóbulo blanco, lo que no le impidió dejar de producir. Trabajó hasta 24 horas antes del 24 de abril y el Hospital de SOLCA le adecuó un lugar para que pueda enviar sus emails, para que su generosidad y su más sana obsesión se expresara hasta el último minuto, la de vivir y vivir para los demás, que es la más justificada, aunque la más difícil forma de estar vivo. En sus últimos días se acercó al libro Anatomía del espíritu de Carolina Myss y comentó con uno de sus amigos médicos “este libro ha cambiado la óptica de mi vida… voy a pensar más en mí mismo”. La metáfora de la muerte se presenta ahora. Edmundo en ese principio-fin, a lo mejor nos dice que iba a pensar más en sí mismo, porque las revoluciones y las transformaciones profundas solo se edifican desde y para el cuerpo. En todo caso, su espíritu inquebrantable se expresó para nosotros en sus últimos días. El 16 de abril nos dice en un correo electrónico: “Siempre he considerado, conforme me instruyó Canguilhem que “salud y enfermedad son formas de caminar por la vida”. Entonces, he seguido caminando durante 27. Entre las maestrías se mencionan a: la Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana), la Maestría de Medicina Social, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco (México), INCAP (Guatemala), Facultad de Enfermería y la Facultad Nacional de <strong>Salud</strong> Pública de la Universidad de Antioquia en Medellín (Colombia), Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia), Universidad de Costa Rica, Universidad de Bahía (Brasil), Universidad de Barquisimeto (Venezuela), Universidad de Carabobo-Corposalud Aragua-Escuela de Malariología (Venezuela), Centro de <strong>Salud</strong> Pública y Universidad Cayetano Heredia (Perú). 28. Se destaca también que el 9 de octubre del 2006 fue nombrado Profesor Honorario de la Facultad de <strong>Salud</strong> Pública y Administración Carlos Vidal Layseca de la Universidad Cayetano Heredia (Perú); y en noviembre del 2007 recibió la condecoración Al Mérito de la Facultad Nacional de <strong>Salud</strong> Pública “Héctor Abad Gómez” de la Universidad de Antioquia, en esta última, fue ponente por varios años en el Congreso Nacional de <strong>Salud</strong> Pública que organiza esta universidad colombiana. estos ocho años y voy a seguir haciéndolo muy comprometido con las urgencias del presente; más aún ahora que parece que ha cambiado un tanto esa forma de caminar. Les digo que parece que aquel desfiladero en el que todos circulamos en nuestra frágil embarcación (de la que nos habla la mitología griega), ha cambiado un tanto. Recuerdan que a un lado de ese desfiladero se encuentra Escila, el monstruo de seis cabezas que intenta engullirles e impedir su avance, pero no pueden hacerse al otro lado porque en ese otro lado se encuentra un tremendo remolino llamado Caribdis que corresponde a la puerta del infierno. Parece que me encuentro ya dando vueltas en el remolino, luchando por salir nuevamente hacia el desfiladero. Estoy descubriendo nuevos recodos de mi vida, puedo mirar con cierta oscuridad la muerte desde la vida, sentir la fuerza de gravedad tan distinta de Caribdis: como y enflaquezco (Caribdis quiere llevarte liviano), hago esfuerzos y Caribdis se los come. Aquí aparece entonces, una de las cabezas de Escila, representada por la medicina occidental que como todas las cabezas de Escila tiene características positivas y negativas. La medicina occidental surge, de esta manera como un auxilio importante, no me importan las normas, las limitaciones, los cateterismos, los pinchazos, la náusea, la fiebre; pienso que con ella lograré fuerzas para salir del remolino, pero existe otra medicina indispensable representada por el cariño de mi familia, de ustedes, mis amigos y amigas, que me alimentan mi propio ser, que me recuerdan quien soy, que me reidentifican con mi vida anterior, que me permiten situarme en el presente a pesar de la fuerza del remolino, que me permiten luchar contra la cabeza de Escila iatrogénico…”. Nosotros sabemos que no fue devorado por las siete cabezas de Escila, ni succionado por la fuerza de Caribdis. Tetis le guió para atravesar el peligroso Estrecho de Mesina. Tetis, como nos dijo alguna vez, es una de las 50 ninfas de mar que representan todo aquello que hubiese de hermoso y amable en los mares. ¡Que mejor compañía en este nuevo trayecto para un hombre con alma femenina como él! Edmundo Granda Ugalde murió el 24 de abril de 2008 en Cuenca, ahí tuvo su primer aliento y su último suspiro, como buen morlaco, a la sombra del capulí y cerca del cantar de los ríos. Los Ugalde fácil pasan de noventa y hasta surcaron la centuria. Pero el medio ambiente ¿por qué razones vengativas? se burla de la herencia: vivir solo sesenta y un años para un Ugalde es algo exótico. El barquero le invitó temprano a Edmundo a la proa, para surcar el río Aqueronte y tocar la otra orilla de la vida. Nos cuesta mucho pensar que no lo veremos más, con su andar pausado, ese gran maletín donde seguro no llevaba sólo libros y documentos, sino todos los sueños que acumulaba en su paso por los caminos de América. A través de su legado sigue entre nosotros acompañándonos y estamos seguros que se fue con la certeza de mejores días, de respuestas asertivas y de procesos articuladores para la salud de los ecuatorianos y latinoamericanos. Nos deja también hermosas enseñanzas sobre el consustancial ciclo del ser humano, el de la vida y la muerte. Lo asumió con estoicismo, equilibrio emocional y hasta con optimismo. Lúcido hasta el final, supo infundir confianza y tranquilidad en sus seres queridos. Edmundo pensador, luchador, creador, líder, esposo, padre, abuelo, el último título que ganó feliz. Profesor, investigador, maestro, maestro de maestros, amigo, compañero, hermano. Hermano único, hermano hospitalario, hermano acogedor, hermano de esos que sin saberlo ni ostentarlo practicaba lo de la canción: “en mi casa un asado no es de nadie y es de todos”.
30 Semblanza Acaso nunca desaparezca la pena de no contar contigo para consultarte, para escuchar tus comentarios profundos, para reír junto a tu agudo humor, y para compartir los sueños de la justicia social y la equidad. Nos conforma saber que una persona muere solo cuando se le olvida y a Edmundo, no lo olvidaremos. Somos polvo de estrellas, alerta en su Cántico Cósmico, Ernesto Cardenal, robusteciendo el concepto de la evolución total. Venimos del agua, del espacio, de los fondos telúricos de piedras, minerales, átomos, células y, volvemos con la muerte a ser polvo de estrellas. La segunda ley de la termodinámica se cumple no solo en la física sino también en el espíritu: “Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”. Edmundo descansa ahora, como hombre andino y latinoamericano integral, cuidado por montañas que matizan el color de los tiempos; de sol, lluvia y neblina; abrigado por su sonrisa, la risa de su nieto y el eco de las nuestras. Sentimos que la energía solo se transforma y que en el absoluto del espíritu, no caben discusiones. Nos quedan grandes retos y Edmundo nos inspira. Nos volveremos a ver, hasta siempre querido amigo. Quito, 28 de enero de 2009.