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Salud pública e identidad - Memorias Conferencia PES 2012

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102 El sujeto, la ética y la salud La salud y la vida 103<br />

les que se separan cada vez más de la razón y<br />

rescatan su sentimiento de <strong>identidad</strong> y cultura,<br />

pero que también entrañan el peligro de nacionalismo<br />

a ultranza, el retorno a la tribu y a la<br />

dictadura de la subjetividad.<br />

Estos cuatro fragmentos parecen moverse independientemente<br />

conformando una no-sociedad,<br />

ya que la personalidad, la cultura, la economía y<br />

la política parecen ir cada una en una dirección<br />

que la aleja de las otras. La modernidad estallada,<br />

según Touraine no constituye una nueva<br />

etapa de la misma sino su descomposición; demuestra<br />

un movimiento disociador entre el ser<br />

y el cambio, entre los hechos y el sentido, entre<br />

la economía y la cultura.<br />

Sexualidad, consumo mercantil, empresa y nación,<br />

tan solo se encuentran atados por la razón<br />

instrumental o técnica, considerada como la<br />

búsqueda de medios más eficaces para alcanzar<br />

objetivos que escapan a los criterios de racionalidad.<br />

Racionalidad instrumental que ya no obedece<br />

a la diosa razón sino a las presiones de los<br />

fragmentos disociados, debido a lo cual termina<br />

movilizando elementos modernizadores, que en<br />

muchas veces son no-modernos “todo es moderno<br />

y antimoderno, hasta el punto de que apenas<br />

se exageraría diciendo que el signo más seguro<br />

de la modernidad es el mensaje antimoderno<br />

que emite”. 9<br />

La técnica no constituye el elemento fundamental<br />

a ser criticado, más bien es el único componente<br />

que permite alguna unidad e impide, por<br />

otro lado, la dominación de alguno de los fragmentos.<br />

La verdadera crisis de la modernidad<br />

radica en “la descomposición del modelo racionalista,<br />

roto por la modernidad misma y, por<br />

tanto, por el desarrollo separado de lógicas de<br />

acción que ya no se refieren a la racionalidad:<br />

búsqueda de placer, del estatuto social del beneficio<br />

y de la potencia”. 10<br />

La idea de ciudadanía se oscurece en la modernidad<br />

fragmentada. La razón transformada en<br />

técnica es muy débil para convocarla. El ciudadano<br />

es halado por las fuerzas fragmentarias que<br />

convocan contradictoriamente su presencia. La<br />

noción de ciudadano ya no puede responder a su<br />

definición clásica, porque la propia constitución<br />

de la modernidad ha cambiado y no puede retornar<br />

a lo que fue.<br />

El sujeto<br />

Cuando más avanza la modernidad, más se separan<br />

el sujeto y los objetos, mientras que en<br />

la visión premoderna estaban confundidos. Al<br />

mismo tiempo, la modernidad se ha definido<br />

por la eficacia de la racionalidad instrumental,<br />

y dominio del mundo por la ciencia y la tecnología,<br />

pero ha dejado de lado el mundo de la<br />

subjetividad, el mismo que fue sustituido por el<br />

sujeto representado por las leyes racionales e inteligibles<br />

al pensamiento del hombre.<br />

En la modernidad fragmentada nuevamente se<br />

hace presente la subjetividad como sexualidad y<br />

cultura que reclaman el lugar del que fueron retiradas,<br />

hablan sobre el sujeto olvidado, sobre la<br />

necesidad de control por parte del individuo de<br />

lo vivido para que tenga un sentido personal, sobre<br />

el requerimiento del individuo de transformarse<br />

en actor que se inserta en las relaciones<br />

sociales transformándolas, pero sin identificarse<br />

íntegramente con las mismas, ni con las leyes<br />

que sostienen esa sociedad, ni con los grupos de<br />

poder que las mantienen.<br />

Entonces, en esta época surgen las voces del<br />

actor y del sujeto. En lo que se refiere al actor,<br />

se reconoce que éste no tiene por qué actuar de<br />

acuerdo al lugar que le asigna la sociedad, sino<br />

que siempre tiene el derecho a criticar y modificar<br />

el entorno natural y social; no está en obliga-<br />

ción de actuar conforme a las posibilidades que<br />

le entrega la división del trabajo y las relaciones<br />

de dominación, sino siempre superándolas y<br />

humanizándolas. Busca siempre que la propia<br />

organización de la sociedad, en cuanto situaciones<br />

y leyes, posibilite tanto la constitución de la<br />

subjetividad del actor como la estructuración de<br />

la sociedad. 11 El actor busca construir una sociedad<br />

para el hombre y no un hombre para la<br />

sociedad.<br />

El sujeto de hoy no tiene nada que ver con aquel<br />

sujeto de la Filosofía de las Luces. Para ésta, el<br />

sujeto constituía la universalidad, las leyes de<br />

la naturaleza o el sentido de la historia, hablaba<br />

con la única voz de la razón. El sujeto, ahora, es<br />

el Yo que habla como Yo, pero que también habla<br />

como un Ello, como una historicidad cultural,<br />

como un nosotros familiar y como un actor<br />

social. 12 De lo que se trata es evitar el triunfo<br />

del pensamiento instrumental que conduce a la<br />

opresión, mientras que el exceso de subjetivismo<br />

lleva a la falsa conciencia.<br />

La necesidad de reflexionar la manera de actuar<br />

en la modernidad estallada lleva a proponer que<br />

los fragmentos actualmente existentes: empresas,<br />

nación, vida y consumo se integren a través<br />

de la razón y el sujeto, lo cual establecería una<br />

posibilidad de considerar que la noción de ciudadanía<br />

debería dar un paso a similar imbricación.<br />

En otras palabras, el ciudadano ya no tendría<br />

solamente la responsabilidad de dar cuenta<br />

de la constitución de la razón que posibilitó la<br />

forja de la sociedad moderna, con su Estado, su<br />

ciencia, sus leyes y su moral, sino que al mismo<br />

tiempo estaría a cargo de luchar por la constante<br />

construcción del sujeto en cuanto yo, reconocimiento<br />

del otro y el fortalecimiento del movimiento<br />

social.<br />

Ahora bien, la constitución del sujeto no significa<br />

únicamente el logro de su <strong>identidad</strong> en<br />

soledad, sino que éste se constituye en cuanto<br />

reconocimiento del otro como sujeto inmerso<br />

en su cultura y a través de la oposición a todo lo<br />

que sea dominación. Por lo tanto, el nuevo ciudadano<br />

necesariamente tendría que participar<br />

en los movimientos que intentan unir inestablemente<br />

subjetividad y racionalidad a través de la<br />

construcción de la democracia. De otra manera,<br />

la noción del ciudadano, acuñada por la Filosofía<br />

de las Luces, pasaría a ser una categoría que ya no<br />

tiene fuerza y que habría muerto para dar paso a<br />

una nueva categoría: la de sujeto social.<br />

El sujeto y la ética<br />

La modernidad de las luces estableció la razón<br />

como único postulado de verdad. Más tarde, el<br />

historicismo, al encargar la ejecución de la verdad<br />

a la voluntad colectiva representada por la<br />

clase que debería redimir la historia, entregó a<br />

la élite política, supuesta exegeta de esa clase,<br />

la autoridad para que esa verdad sea interpretada<br />

como eficacia y justicia. En otras palabras, la<br />

verdad se transformó en moral y política.<br />

Después de la caída de los gobiernos autoritarios<br />

y totalitarios del socialismo real, no queda<br />

en duda que aquella razón que quería transformarse<br />

en justicia y eficacia, resultó ser antiética,<br />

injusta, bastante ineficaz y muy eficiente en<br />

cuanto dominación de los seres humanos.<br />

9. Touraine A. Crítica de la modernidad. Op. cit., p. 137.<br />

10. Ibídem, p. 139.<br />

11. Giddens, A. The Constitution of Society: Outline of the theory of structuration. Berckeley: University of<br />

California Press; 1984.<br />

12. Morin, E. “La noción del sujeto”. En: Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Buenos Aires: Paidós;<br />

1914.

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