Salud pública e identidad - Memorias Conferencia PES 2012
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74 Perspectivas de la salud pública para el siglo XXI La salud y la vida 75<br />
Desde las ciencias sociales se elaboran nuevas<br />
propuestas. Se reconoce que el hombre se constituye<br />
como ser epistémico, social e individual<br />
en el mundo de la vida; cada vez se acepta con<br />
mayor credibilidad que el hombre crea su cultura<br />
o verdad, su moralidad y politicidad, su<br />
personalidad y estética a través de la acción comunicativa<br />
dirigida al entendimiento. 5 En esa<br />
medida, se reconoce que la voluntad necesaria<br />
para el accionar social en general y en la salud<br />
en particular se constituye con mayor fuerza a<br />
nivel de la vida familiar, grupal, de la etnia, de la<br />
cotidianidad, etc.<br />
Desde las ciencias políticas aparece una fuerte<br />
crítica a la propuesta de forjar un mundo dominado<br />
por una supuesta verdad que se desplaza<br />
desde el ser-en-sí al ser-para-sí y que impide<br />
comprender al hombre en su ser-así, en su riqueza<br />
y pobreza, en su diversidad. Desde todos<br />
los ámbitos se reprocha el sacrificio del hombre<br />
común en aras de una supuesta utopía homogenizadora.<br />
Se plantea que la forja del mundo<br />
futuro debe ser hecha desde el mundo presente<br />
y a través de la interrelación de voluntades que<br />
intentan construir un mundo mejor que siempre<br />
será diverso, amplio y complejo.<br />
En esa medida, se interpreta que es fundamental<br />
que se luche por crear la unidad en la diversidad.<br />
Es decir, se construya esa unidad o centralidad<br />
estatal, pero que aquella no colonice la<br />
diversidad, porque en ella se halla la salud y la<br />
vida. Para que aquello se cumpla no es posible<br />
que tan solo entreguemos todo el peso al conocimiento,<br />
a la razón basada en la fría lógica<br />
cartesiana, sino que descubramos otras formas<br />
de razón más humanas que permiten el transparentamiento<br />
de lo humano y las potencialidades<br />
de reproducirlo. Al respecto, los planteamientos<br />
de Giddens, Habermas, de la hermenéutica, del<br />
interaccionismo simbólico, de la etnometodología,<br />
brindan importantes asideros para esta forma<br />
distinta de pensar.<br />
También encontramos una seria reflexión y rechazo<br />
al nuevo dogma que conquistó nuestro<br />
pensamiento en estas últimas décadas. Me refiero<br />
al pensamiento neoliberal que partiendo<br />
de su crítica al Estado propuso la organización<br />
de un mundo diverso, dinámico, abierto, pero<br />
profundamente supeditado a las supuestas “leyes”<br />
del mercado. El hombre, para el neoliberalismo,<br />
debe tener toda la creatividad para poder<br />
comprar y vender y en esa medida supeditarse<br />
al mercado. El neoliberalismo propone crear una<br />
diversidad homogenizada por el mercado. Es decir,<br />
ya no habría posibilidad de un contrato social<br />
a través del cual los distintos actores lleguen<br />
a un acuerdo, sino que la valorización del valor,<br />
la circulación del capital, la dinámica del mercado,<br />
aconsejarían nuestra forma de entendernos.<br />
En esa medida, el neoliberalismo abstrae la<br />
preexistencia de una centralidad que posibilita<br />
obtener mayores beneficios para aquellos que<br />
tienen mayor poder en el intercambio. Para el<br />
neoliberalismo, el mercado es el fin y el medio.<br />
El final de esta década parece que nos trae alguna<br />
claridad: no es posible defender un estatalismo<br />
a rajatabla, el mismo que históricamente<br />
nos llevó a forjar sociedades panópticas representadas<br />
por los socialismos reales ni tampoco<br />
es posible forjar sociedades únicamente comandadas<br />
por el dinero y el poder. La dictadura del<br />
poder burocrático o la dictadura del dinero y el<br />
mercado producen grandes beneficios para minorías<br />
y se oponen a los requerimientos de la<br />
salud pública.<br />
Surge, por lo tanto, la necesidad de fundar un<br />
nuevo contrato social que reconozca tanto la<br />
contractualidad central o estatal, como la contractualidad<br />
interindividual o intergrupal. En<br />
esa medida, es indispensable reconocer el mercado<br />
como una realidad históricamente existente,<br />
los trabajos de Habermas ofrecen elementos<br />
importantes para esta aproximación. Esto es,<br />
creada por el hombre para asegurar el intercam-<br />
bio de los productos físicos e intelectuales, como<br />
espacio de intercambio de equivalentes (valores<br />
de cambio), que a su vez representan valores<br />
de uso posibles de ser adquiridos por posibles<br />
demandantes, pero el espacio del mercado no<br />
puede quedar al margen de los requerimientos<br />
sociales y políticos que forjan los hombres. En<br />
otras palabras, no es posible aceptar que tan<br />
solo existe el mercado como único representante<br />
relacional de la sociedad civil, sino que también<br />
existen otras relaciones interindividuales<br />
e intergrupales que no se comportan bajo una<br />
lógica fin-medio y que más bien responden a la<br />
constante necesidad de reproducir lo humano<br />
en cuanto acción realizativa de socialidad, moralidad<br />
y personalidad.<br />
El mercado reproduce al sistema; esto es, ratifica<br />
el valor y la importancia del mundo del dinero<br />
y del poder, pero también el mercado tiene que<br />
apuntalar la reproducción humana o mundo de<br />
la vida. El mercado necesariamente debe mirar<br />
hacia el sistema y hacia el mundo de la vida, razón<br />
por la que no puede, en ningún momento,<br />
transformarse en una fuerza natural con leyes<br />
propias que regulan toda la vida social conforme<br />
nos sugiere el neoliberalismo. Al contrario,<br />
el mercado debe ser constantemente regulado<br />
por la voluntad colectiva que se conforma como<br />
Estado.<br />
Tampoco podemos interpretar que la solución se<br />
halla en la conformación de un inmenso aparato<br />
de Estado que engulle toda diferencia e intenta<br />
dirigir y homogenizar la vida social. Aquel experimento<br />
dio resultados nefastos y nos entregó<br />
luces para comprender que mucha vida ocurre al<br />
margen de las conciencias iluminadas de supuestos<br />
prometeos que intentan establecer verdades<br />
totalizantes y eternas. Las verdades están constantemente<br />
dándose en la inagotable riqueza,<br />
creatividad y libertad de los sujetos individuales<br />
y colectivos que constantemente plantean nuevos<br />
derroteros.<br />
Ni estados totalitarios que forjan sociedades<br />
panópticas, ni mercados totalitarios que desconocen<br />
las necesidades humanas. De lo que<br />
se trata es de fundar un nuevo contrato social<br />
que reconozca nuestra infinita posibilidad de<br />
llegar a consensos y negociaciones que respeten<br />
lo diverso y lo local, pero que al mismo tiempo<br />
construyan una centralidad o totalidad estatal<br />
democrática.<br />
La elaboración de un nuevo contrato social<br />
que desarrolle una contractualidad central y, al<br />
mismo tiempo, promocione contractualidades<br />
interindividuales diversas es tarea compleja y<br />
antinómica. Aquí radica la riqueza del animalhombre<br />
que quiere vivir en constante tensión<br />
entre estos dos extremos, aspecto que ya fue<br />
lanzado al tapete de la discusión por la modernidad.<br />
El constante análisis de esta antinomia y<br />
la búsqueda de soluciones temporales es la característica<br />
más saliente de la libertad que busca<br />
justicia y equidad.<br />
El nuevo contrato social de la salud<br />
pública<br />
Ante el debilitamiento de la salud pública, parece<br />
que no es posible plantear un nuevo contrato<br />
social en su interior (más bien es posible hablar<br />
de un nuevo contrato de la salud pública). Con<br />
esto, queremos indicar que es fundamental definir<br />
y encontrar los nuevos actores que pueden<br />
participar en el intento de autoconstituirse en<br />
sujetos de la misma.<br />
La constitución de la salud pública en tanto labor<br />
de protección del Estado benefactor y al margen<br />
de actores vivientes parece que está agotada. Por<br />
otro lado, la constitución de la salud pública en<br />
tanto labor dirigida por y para el mercado también<br />
se agota porque esta última estrategia ha<br />
demostrado que únicamente ha logrado mejorar<br />
la salud del dólar. La primera versión avan-<br />
5. Los trabajos de Habermas ofrecen elementos importantes para esta aproximación.