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Salud pública e identidad - Memorias Conferencia PES 2012

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60 Práctica en salud y socialismo. Elementos para la reflexión La salud y la vida 61<br />

mental. Libertad, en sentido positivo, que posibilitaría<br />

el desarrollo tecnológico al servicio del<br />

hombre para liberarlo del trabajo malsano, para<br />

apuntalar el desenvolvimiento de sus potencialidades<br />

biológicas, para prevenir las enfermedades,<br />

para curar las que ocurren, así como actualmente<br />

sucede en Cuba.<br />

El socialismo permitiría al hombre disponer de<br />

una prueba intuible, irresistible, de su nacimiento<br />

por obra de sí mismo, de su proceso genético,<br />

porque para él toda la llamada historia universal<br />

no es más que la producción del hombre por el<br />

trabajo humano, el devenir de la naturaleza para<br />

el hombre. 5 Socialismo que permitiría al hombre<br />

encontrarse más allá de la lucha contra el capital<br />

en un mundo de su propia construcción, donde<br />

los objetos construidos serían parte del hombre<br />

al ser producto de su propia voluntad social y no<br />

de la imposición y alienación. En otras palabras,<br />

donde el futuro tendría la seguridad del presente,<br />

seguridad necesaria para construir un mundo<br />

saludable.<br />

Como el hombre no puede llevar una vida humana,<br />

no puede ser hombre como tal más que<br />

en su relación con los otros hombres, el socialismo<br />

permitiría la estructuración de la relación<br />

necesaria para el desarrollo de la individualidad<br />

en íntima relación con la colectividad. Donde el<br />

hombre individual sería tal en la medida en que<br />

se relaciona en comunidad con sus similares,<br />

forjando una totalidad plena de diversidades<br />

particulares.<br />

La conquista de la sociedad comunista, según<br />

Marx, debía siempre darse a través de un proceso<br />

revolucionario, en el que:<br />

“el proletariado se valdrá de su dominación<br />

política para ir arrancando gradualmente a<br />

la burguesía todo el capital, para centralizar<br />

todos los instrumentos de producción en<br />

manos del Estado, es decir, del proletariado<br />

organizado como clase dominante, y para<br />

aumentar con la mayor rapidez posible la<br />

suma de las fuerzas productivas.<br />

Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al<br />

principio más que por una violación despótica<br />

del derecho de propiedad y de las<br />

relaciones burguesas de producción… para<br />

transformar radicalmente todo el modo de<br />

producción… suprimiendo al mismo tiempo<br />

las condiciones para la existencia del antagonismo<br />

de clase y de las clases en general…<br />

En sustitución… surgirá una asociación en<br />

el que el libre desenvolvimiento de cada uno<br />

será la condición del libre desenvolvimiento<br />

de todos”. 6<br />

Todo lo cual posibilitará la conformación de una<br />

etapa marcada por:<br />

a) la propiedad común, social, sobre los medios<br />

de producción;<br />

b) la remuneración de los productores conforme<br />

al trabajo aportado a la sociedad;<br />

c) la supervivencia del Estado a la vez que se<br />

inicia, desde el Estado mismo, el proceso de<br />

su propia extinción;<br />

d) la apertura de un espacio cada vez más amplio<br />

a la democracia al transformar radicalmente<br />

el principio de la representatividad,<br />

y e) la autogestión social a devolverse a la<br />

sociedad las funciones que usurpaba el Estado.<br />

7<br />

Los primeros pasos de la implantación del socialismo<br />

en los países de Europa del Este y la Unión<br />

Soviética (por no hablar del resto de socialismos<br />

reales) se cumplieron, pero no fue posible caminar<br />

lo suficiente para llegar a “la verdadera resolución<br />

del conflicto entre el hombre y la naturaleza<br />

y el hombre y el hombre, la verdadera resolución<br />

de la pugna entre la existencia y el ser o<br />

esencia, entre la objetivación y la autoactuación<br />

confirmadora, entre la libertad y la necesidad,<br />

entre el individuo y el género”. 8<br />

En otras palabras, no se ha resuelto el enigma<br />

de la historia, sino que ese enigma se presenta<br />

con fuerza renovada ante el engendro de sociedades<br />

endemoniadas que terminan deglutiendo<br />

los sueños y acciones alimentados durante cien<br />

años en millones de cabezas de individuos que<br />

pensábamos vivir en un mundo humano social<br />

más justo y bello en el futuro próximo.<br />

La presencia del enigma nos lleva a preguntarnos<br />

si lo que cayó fue verdaderamente el socialismo,<br />

si es que éste se degeneró en el camino o<br />

tal vez nunca tuvo suficiente condumio para dar<br />

la posibilidad de ser llamado socialismo.<br />

Entonces, a pesar de que en muchas ocasiones<br />

se intenta ratificar apriorísticamente la necesidad<br />

sicológica del valor y eternidad del socialismo<br />

e indicar que éste seguirá adelante porque<br />

así tiene que ser, porque el socialismo es un suceso<br />

histórico que se halla ubicado en la cadena<br />

evolutiva de la sociedad, me permito cuestionar<br />

que no creo que la cosa sea así. “Que el futuro<br />

no está dado de antemano como resultado de alguna<br />

necesidad o teleología social; que el futuro<br />

no se produce sino como resultado de la práctica<br />

revolucionaria. Aún más: el futuro no es ni siquiera<br />

inteligible sino como objeto de la práctica<br />

revolucionaria”, 9 como lo diría Gramsci:<br />

“lo único que se puede prever ‘científicamente’<br />

es la lucha, no en sus momentos<br />

concretos, que solo pueden ser resultado<br />

de fuerzas en contraste, constantemente<br />

en movimiento y no reducibles a cantidades<br />

fijas, porque en ellas la cantidad muta<br />

siempre en cualidad. Hay ‘previsión’ efectiva<br />

cuando se es activo, cuando se aplica<br />

la voluntad y, por lo tanto, se contribuye<br />

concretamente a producir el resultado ‘previsto’.<br />

Consiguientemente, la previsión no<br />

es un acto científico de conocimiento, sino<br />

expresión abstracta del esfuerzo por crear<br />

una voluntad colectiva”. 10<br />

La previsión científica únicamente podría darse<br />

con hombres que desarrollen una praxis totalmente<br />

racional, en la que se identifique integralmente<br />

la necesidad científica con la voluntad social,<br />

lo cual no puede existir en el capitalismo ni<br />

en el socialismo, razón por la que se debe luchar<br />

por la fundación de una sociedad en la que se socialice<br />

verdaderamente el poder, donde se tenga<br />

como fin abolir la explotación y la opresión, pero<br />

que no se construya todos los días la segunda a<br />

pretexto de abolir la primera, porque el fin nunca<br />

justifica el medio.<br />

Es posible afirmar que el marxismo aporta, en el<br />

momento actual, conocimientos fundamentales<br />

para hallar los determinantes científicos ocurridos<br />

históricamente (vector pasado-presente),<br />

y apoya la previsión de la praxis humana en el<br />

vector presente-futuro. En esa medida, disponemos<br />

de los instrumentos científicos legados por<br />

Marx para conocer el funcionamiento del capital<br />

y sus determinaciones, tenemos las propuestas<br />

científicas de Lenin para analizar la situación revolucionaria,<br />

que fueron obtenidas en su práctica<br />

revolucionaria que culminó en la Revolución<br />

de Octubre, pero no conocemos a ciencia cierta<br />

5. Marx, K. Manuscritos económicos filosóficos. México: Ed. Grijalbo; 1985.<br />

6. Marx, K. y Engels, F. Manifiesto del Partido Comunista. Pekín, Ediciones en Lenguas Extranjeras;<br />

1973.<br />

7. Sánchez Vásquez, A. “Ideal socialista y socialismo real” en: Los nuevos procesos sociales y la teoría política<br />

contemporánea. Nuevo México: Siglo XXI; 1996.<br />

8. Marx, K. Teorías sobre el plusvalor. Op. cit.<br />

9. Markus, G. Marxismo y antropología. Op. cit., p. 90.<br />

10. Gramsci, A. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. México: Juan Pablo Editor; 1975.

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