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Salud pública e identidad - Memorias Conferencia PES 2012

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54 Escuela de salud pública: un espacio para la lucha en salud La salud y la vida 55<br />

Para construir un pensamiento estratégico<br />

en salud con sabor nacional, no es solo necesario<br />

mirar y comprender lo que los distintos<br />

trabajadores de la salud hacen e hicieron, sino<br />

entender que las expresiones progresistas en<br />

salud siempre se generaron bajo el empuje<br />

popular; cuando en las distintas coyunturas,<br />

el hambre, la miseria y la opresión produjeel<br />

objeto se aferra a su espacio actual y (al<br />

mismo tiempo se visualiza) su emergencia<br />

evolutiva hacia un espacio potencial”, debe<br />

ser rescatado por la salud pública ecuatoriana.<br />

Es fundamental que se construya ese<br />

espacio potencial y aquello, nos parece, debe<br />

ser hecho a través de la acción práctica actual<br />

que busca solucionar los grandes problemas<br />

de salud de nuestra población, profundamente<br />

sustentada en los principios de la teoría<br />

científico-social, cuyas bases se encuentran<br />

en los trabajos de Virchow, Neumane, Stern,<br />

Sigerist, Rosen, Juan César García, Lauren y<br />

muchos otros a nivel internacional; así como<br />

en los aportes de Espejo, quien nos da el aval<br />

para sustentar que nuestra utopía tiene un<br />

largo añejamiento, que es aun anterior a la<br />

conformación del pensamiento moderno<br />

europeo, y que los grandes revolucionarios<br />

del siglo XIX confirmaron y fortalecieron<br />

nuestro empeño, aportando un criterio científico.<br />

Que aquella teoría científica continuó<br />

fortaleciéndose en el país, en este siglo, con<br />

los planteamientos de Pablo Arturo Suárez,<br />

Santiana, Arcos y muy especialmente de Ricardo<br />

Paredes y más recientemente con la<br />

brillante y crítica producción de Jaime Breilh<br />

y el equipo del CEAS, con los aportes de Velasco,<br />

León, Estrella, el IDICSA y, en general,<br />

con esa producción comprometida y amplia<br />

de la medicina social ecuatoriana y latinoamericana.<br />

Consideramos que, en base al aporte innovador<br />

del pasado y del presente, en el plano<br />

teórico-metodológico es fundamental:<br />

a) Superar el encuadre flexneriano-biologicista<br />

de la salud pública tradicional, integrando<br />

los avances de la epidemiología social<br />

o crítica, porque es esta rama del saber la que<br />

permite la ampliación del horizonte de visibilidad<br />

de nuestro objeto de estudio, integrando,<br />

al mismo tiempo, la historia en su real<br />

dimensión, la heterogénea realidad estructural<br />

como determinante fundamental y la<br />

dinámica social como eje de interpretación.<br />

Los avances hechos por la epidemiología crítica<br />

latinoamericana son importantes, pero<br />

deben ser complementados en un esfuerzo<br />

conjunto tendiente a estudiar y analizar los<br />

determinantes más particulares. Además, se<br />

requiere que los hallazgos producidos en los<br />

centros de investigación y en las instancias<br />

académicas sean llevados con más fuerza a<br />

los trabajadores de la salud y a la población<br />

en general, para apuntalar la construcción de<br />

una nueva conciencia en salud y propulsar el<br />

movimiento de voluntades alrededor de una<br />

reforma sanitaria de carácter nacional, popular<br />

y democrática.<br />

b) Superar el método empírico-positivista<br />

para dar paso a un planteamiento dialéctico<br />

y participativo en la interpretación de la<br />

problemática de salud. El conocimiento que<br />

pretende ser científico debe confirmar su<br />

cientificidad mediante la transformación del<br />

problema abordado. Al mismo tiempo que se<br />

aprehende la realidad, es necesario delinear<br />

los caminos posibles y potenciales para el<br />

cambio propuesto, mientras las acciones que<br />

se desarrollan para dicho cambio generan<br />

nuevos conocimientos. El cambio, entonces,<br />

no se propone llevarlo a cabo a través de una<br />

sola intervención de la tecnología importada,<br />

sino que se propone realizarlo con esa tecnología,<br />

pero reinterpretada y dirigida por la<br />

fuerza social que pone su vida para transformarla.<br />

Así, la tecnología existente es rescatada<br />

como una fuerza instrumental útil, pero<br />

es fácil comprender que se requiere de otra<br />

“tecnología” que ponga sentido a dicho cambio,<br />

esto es, de la “tecnología política” que<br />

se expresa como poder y lucha por el rescate<br />

de nuestra nacionalidad, como búsqueda<br />

de nuestra <strong>identidad</strong>, como planteamiento<br />

de nuevas utopías en las que se hagan presente<br />

nuestra ira ante la represión y nuestra<br />

obsesión por construir nuestro futuro a<br />

través del accionar práctico actual. Con un<br />

planteamiento dialéctico podremos superar<br />

la no-filosofía y la obediencia impuestas por<br />

el imperio, ayudaremos a superar la crisis<br />

del saber en salud pública que no puede solucionar<br />

los crecientes problemas de la salud,<br />

estaremos en capacidad de priorizar en mejor<br />

forma los problemas y evaluar la eficacia<br />

humana de nuestras acciones. En resumen,<br />

podremos cumplir con la recomendación de<br />

Ricardo Paredes de politizar nuestra acción<br />

en la medida en que ubiquemos a la técnica<br />

en su puesto y demos sentido al quehacer.<br />

c) Posibilitar el avance de la administración<br />

tradicional en salud a través del abordaje<br />

de la planificación y administración estratégicas<br />

que presentan importantes aportes<br />

en América Latina. Los nombres de Matus<br />

y Testa aparecen como productores de un<br />

pensamiento a ser repensado, criticado y<br />

superado, como debe hacerse con todo pensamiento<br />

antiguo o moderno. Pero para<br />

hacerlo, es importante mirar hacia atrás y<br />

analizar nuestro deambular práctico en la<br />

salud pública, aprender lo que nos dejó como<br />

enseñanza la beneficencia pública de la Revolución<br />

Liberal; estudiar los elementos progresistas<br />

de la asistencia pública propiciada<br />

por la Revolución Juliana; analizar con extremo<br />

cuidado el primer plan cuadrienal de<br />

salud realizado con la participación de Enrique<br />

Garcés, Elías Gallegos Anda y otros profesionales<br />

progresistas donde se establece,<br />

como dice Margarita Velasco, “el principio<br />

de la salud como un derecho universal y se<br />

traza una línea divisoria con la política social<br />

entendida hasta esos años como atención a<br />

los pobres”, aspecto que no constituye otra<br />

cosa que la expresión, como pensamiento en<br />

salud, de aquel inmenso movimiento popular<br />

que culminó como Revolución de Mayo o<br />

“Gloriosa”. Revisar, además, aquel esfuerzo<br />

realizado por los salubristas, quienes con su<br />

accionar posibilitaron la apertura del Ministerio<br />

de <strong>Salud</strong> Pública. Ellos son y fueron<br />

verdaderos obreros que han depositado su<br />

esfuerzo e inteligencia en productos colectivos<br />

que toman las formas de leyes, normas,<br />

coordinaciones, evaluaciones y servicios<br />

captados por la población. Son personas que<br />

soñaron que a través del Ministerio de <strong>Salud</strong><br />

Pública se podría dinamizar el cuidado de<br />

la salud de nuestro pueblo, la disminución<br />

de las tasas de enfermedad, la consecución<br />

de mayores niveles de salud; algunos, como<br />

Pepe Álvarez, han muerto ya acompañados<br />

por la frustración, otros continúan en la<br />

lucha por modernizar esta institución, por<br />

superar su ineficiencia, por democratizarla,<br />

por encontrar medios más adecuados para<br />

dar un vuelco a las actuales condiciones; algunos<br />

han conducido acciones gigantescas<br />

consignadas en voluminosos planes que, en<br />

muchas ocasiones, no han sido casi tomados<br />

en consideración por los políticos de turno y<br />

que como sucede en todos los procesos sociales<br />

habrá algún momento que escribir la<br />

historia de los hombres sin historia. Oswaldo<br />

Egas es uno de los hombres que dejó su<br />

salud en planes monumentales que ayudaron<br />

a normar las ideas, que permitieron<br />

idear críticas y aún fundamentar la posibilidad<br />

de hablar de la superación de su propia<br />

planificación normativa; Oswaldo es solo un<br />

figura representativa de cientos de personas,<br />

que desde diferentes puestos intentan atrapar<br />

los sueños de las anteriores y actuales<br />

generaciones de salubristas que planteamos<br />

un servicio de salud nacional con unidad de<br />

comando, sólidamente sustentado en principios<br />

nacionales, democráticos y populares;<br />

equitativo e integral, de amplia cobertura y<br />

con participación social. El equipo de salud<br />

del Frente Social hace, en este momento, un<br />

esfuerzo por avanzar en ese empeño que, sin<br />

lugar a dudas, deberá contar con el impulso<br />

crítico y autónomo de la fuerza popular para<br />

asegurar su adecuado cumplimiento.

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