Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
echando un buen polvo un tipo como Sed—: Oh, Sed, sí, sí, sí. Ooooooh,<br />
¡Sed!<br />
Brian puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza.<br />
—Eres un tonto del culo, Eric. ¿Lo sabías<br />
—Lo que sé es que me encantaría tener un buen culo para follarlo<br />
a tope. Vamos, tío, apresúrate o me voy sin ti.<br />
Brian se secó la cara con una toalla de papel y se encaminó hacia la<br />
salida del cuarto de baño.<br />
—Vale, pues. A ver si te conseguimos para esta noche un poco de<br />
canela fina, una auténtica Tía Buenorra de Primera Clase.<br />
Le dio un golpe en la espalda a Eric, y consiguió caminar sin ayu da.<br />
Estaba seguro de que, si Sed le había echado el ojo a Myrna, Eric no iba<br />
a tener la menor oportunidad. Pero, claro, tenía tanto derecho como<br />
cualquiera a seguir soñando.<br />
Cuando llegaron al bar, Brian se fijó en la actitud recatada de Myrna,<br />
sentada junto a Sed. Tenía toda la ropa en su sitio todavía. La mano<br />
de Sed no estaba colándose por debajo de su falda. No estaban coqueteando<br />
siquiera. Simplemente, charlaban y reían. Incluso Jace, que<br />
pronunciaba en promedio menos de cinco palabras diarias, parecía estar<br />
conversando con la profesora. Cuando la sombra de Brian rozó su<br />
rostro, Myrna alzó la vista y le dirigió una sonrisa luminosa. Era una<br />
sonrisa magnífica, centelleante, perfecta, hecha de unos perfectos dientes<br />
muy blancos rodeados de labios que pedían ser besados.<br />
—¿Te encuentras mejor —En la mirada de Myrna Brian notó auténtica<br />
preocupación.<br />
«No me hagas eso —pensó Brian—. Aún estoy tratando de olvidarme<br />
de Angie. Sí. Trato de olvidarme de Angie.»<br />
Brian lanzó una mirada a Sed, que para esquivar la acusación que<br />
había en sus ojos se puso a dedicarle a Jace una mirada de inmerecida<br />
atención.<br />
«Angie... —Brian notó un pinchazo de dolor en el corazón, y cerró<br />
con fuerza el puño—. Esa mala puta.»<br />
—Sí, me siento mucho mejor —asintió, dirigiéndose a Myrna.<br />
—Ha estado vomitando sin parar —dijo Eric, como si esa información<br />
fuera imprescindible para todo el mundo.<br />
Myrna señaló el hueco que quedaba en el asiento a su lado, y Eric<br />
entendió que la invitación era para él. Empujó a Brian para despejar el<br />
camino y se acercó a Myrna, que se rio y le apretó el brazo con cariño.<br />
22