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alcanzar el bulto de su culo y encajó la parte inferior del cuerpo contra<br />
ella. ¿Cuándo había logrado una mujer ponerle tan caliente en tan<br />
poco tiempo Jamás había experimentado nada parecido. Re trocedió<br />
despacio, hacia la cama, arrastrándola consigo. Myrna hundió los tacones<br />
de sus zapatos en el muelle de la alfombra, y dejó caer el cuerpo<br />
hacia un costado.<br />
—Jamás practico el sexo en el segundo encuentro —dijo Myrna<br />
con firmeza.<br />
—Es el tercero.<br />
—Este truco funciona sólo una vez, Master Sinclair —dijo ella riñéndole<br />
con un dedo en alto.<br />
El hecho de que ella hubiese utilizado su nombre artístico le en frió<br />
mucho, pero seguía deseándola. Desesperadamente. ¿Qué tenía aquella<br />
mujer que le hacía hervir la sangre de ese modo Qué distinta era de<br />
las chicas con las que acostumbraba a ligar. Era tan... correcta. Aunque,<br />
no, no era en absoluto correcta.<br />
—¿Y si salgo al pasillo, me quedo quitecito un par de minutos, y<br />
regreso —sugirió Brian.<br />
—Estás borracho, Brian —rio ella—. Y nunca me acuesto con borrachos.<br />
—Mañana por la mañana estaré sobrio —dijo él frunciendo el ceño.<br />
Las manos de Myrna descendieron por su espalda hasta agarrar se<br />
al culo. Lo empujó hacia sí y aplastó su polla medio tiesa contra el hueso<br />
del pubis.<br />
—¿Me lo prometes<br />
Brian bajó los ojos hacia ella, con una sonrisa perezosa en los labios.<br />
—Vaya, ya lo entiendo. Eres una calientapollas.<br />
Ella sonrió radiante.<br />
—A las pollas hay que calentarlas. —Y se puso a mover las cade ras<br />
para frotarse contra él con un suave movimiento rotatorio.<br />
Brian soltó un gruñido y respiró más hondo, notándose cada vez<br />
más duro. Más seducido.<br />
—Además, noto que te está gustando —añadió ella.<br />
Empezaba a asomar la picardía de Myrna, y sus ojos avellana centelleaban.<br />
Y, en efecto, a Brian le estaba gustando aquello. Le gus taba<br />
con locura.<br />
—¿Estás segura<br />
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