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Cuando los guitarras y el bajo volvieron al comienzo del riff, Sed<br />
empezó a cantar, o más bien a gritar: «Se me ocurrió en mitad de un<br />
sueño.»<br />
—Myrna es verdaderamente un sueño —chilló Brian por encima<br />
de la música.<br />
Trey rio y le dio un codazo.<br />
¿Era realmente así como solían componer sus canciones los miembros<br />
de la banda Estar presente en esos momentos, ser testigo de todo<br />
aquello, era tan emocionante que Myrna sintió escalofríos recorriéndole<br />
la espalda.<br />
—Vale, vale —dijo Sed—. Menuda mierda ha sido mi primer intento...<br />
¿Cómo que una mierda A ella le había parecido magnífico. Sed<br />
tenía la voz grave, áspera, y cuando sonaba varias partes de la anatomía<br />
de Myrna se ponían a vibrar.<br />
—A lo mejor si me follo a Myrna —continuó Sed— se me ocurrirá<br />
una letra cojonuda. Por efecto de magia, ¿o cómo lo has llamado,<br />
Brian<br />
—Cierra el puto pico —le dijo Brian, que ahora trabajaba con Trey<br />
un puente que les condujera del riff al solo.<br />
—Mágicamente delicioso —murmuró Myrna viendo tocar a Brian,<br />
imaginando que sus dedos no tocaban las cuerdas de la guitarra, sino<br />
su cuerpo.<br />
Sed estalló en una carcajada irrefrenable, y se tumbó sobre la mesa<br />
tapándose con las manos los ojos, que le lloraban de risa.<br />
—Me gustaría saber si puedo utilizar esa frase en una letra de canción<br />
sin que me demande por plagio algún duende... Follar a Myrna<br />
—canturreó con aquella voz rota que le había hecho famoso— es<br />
mágicamente delicioso. Uaaau. Ooohhh, ooohhh. Yeaaahh, yeaaahh,<br />
eahhh.<br />
Myrna se tapó la boca para disimular la risa. Y se volvió a Sed y le<br />
dio un cachete en la tripa, que llevaba desnuda.<br />
—¡Ay de ti como cantes eso!<br />
Sed se abalanzó sobre ella, la cogió de la cintura y le clavó los dedos<br />
entre las costillas. Ella se rio y serpenteó, tratando inútilmente de quitárselo<br />
de encima. La guitarra de Brian emitió una protesta cuando el<br />
músico se adelantó hacia la pelea y agarró a Sed de la pierna.<br />
—Déjalo ya, Sed. No bromeo —le dijo.<br />
Sed soltó a Myrna, que cayó al suelo.<br />
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