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—Más metálico —dijo Brian.<br />
Trey giró uno de los botones de su guitarra, inclinó la muñeca ligeramente,<br />
y volvió a tocar el mismo acorde.<br />
—Sí, así.<br />
—¿Vamos<br />
A Myrna se le pusieron los ojos como platos cuando les oyó tocar uno<br />
de los riffs más asombrosos que jamás había escuchado. De sólo pensar<br />
que ella tenía algo que ver con aquellos sonidos, Myrna se emocionó.<br />
En ese momento entró Eric en el comedor.<br />
—Suena de puta madre.<br />
Trey perdió el compás y su guitarra emitió una nota discordante.<br />
Brian paró y lo miró:<br />
—¿Te pasa algo<br />
—Me cuesta concentrarme con ésos... —alzó las manos para señalar<br />
los pechos de Myrna, con la punta de los dedos apenas a unos centímetros<br />
de los pezones— en mitad de mi campo de visión.<br />
—Anda ya, Trey. ¿Cuántos pares de tetas ves de promedio una semana<br />
corriente —preguntó Brian.<br />
—Qué más da eso. No había visto nunca los pechos de Myrna —replicó<br />
Trey señalándola con la cabeza.<br />
A Myrna se le encendieron las mejillas mientras levantaba el albornoz<br />
para cubrirse el pecho desnudo.<br />
—Eh, yo no he alcanzado a verlos —protestó Eric.<br />
—Vete a tocar la batería a otro lado. —Brian le pasó a Myrna la<br />
cinta que sujetaba los visillos de una ventana y le dijo—: Tápate con<br />
esto. Así conseguiremos evitar que Trey desafine tocando la guitarra<br />
con la punta de su capullo tieso.<br />
Myrna se relajó, rio y miró de medio lado a Trey, cada vez más<br />
sonrojada.<br />
Trey asintió con la cabeza y se sacó la piruleta de la boca con un<br />
hábil movimiento de la lengua.<br />
—En serio —le dijo a Myrna.<br />
—De acuerdo —repuso ella.<br />
Brian la ayudó a bajarse el albornoz de los hombros, y ella se ató la<br />
cinta encima de los pechos. En realidad, sólo sirvió para ocultarle los<br />
pezones, poco más.<br />
—Así es incluso peor —se lamentó Trey—. Ufff, qué sexy llega a<br />
ser... Tengo ganas de empezar a lamerla de pies a cabeza.<br />
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