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PECADORES - Ediciones B

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Myrna no estaba segura de poder creerle, pero esta última frase le<br />

proporcionó cierto alivio. Ya era bastante complicada su carrera profesional.<br />

No le dejaba tiempo para mantener ningún tipo de relación seria<br />

con ningún hombre. Y mucho menos una relación a mucha distancia, un<br />

tipo de vínculo cuyo futuro era nulo a todas luces. Y después de lo de<br />

Jeremy... Se esforzó por alejar de su mente el recuerdo de su ex marido.<br />

Brian la empujó, apartándola de su cómoda posición apoyada de<br />

espaldas sobre él, y la situó en el centro de la bañera.<br />

—Voy a frotarte la espalda y te quitaré la tinta —dijo, cogiendo el<br />

jabón.<br />

Ella se quedó quieta, las rodillas dobladas contra el pecho, mientras<br />

él le lavaba la espalda. El silencio que se había producido pesaba como<br />

algo terriblemente incómodo para los dos. ¿Cómo romper de nuevo el<br />

hielo, se preguntó Myrna. ¿No era mejor ser completamente honesta<br />

con él Sin embargo, Brian había hablado de fingir, de forma que a lo<br />

mejor no se trataba en absoluto de ser honestos.<br />

Se volvió y le miró. Sorprendió a Brian sonriendo para sí. No parecía<br />

estar furioso, sino divirtiéndose.<br />

—Me preguntaba si seré capaz de aprovechar el tiempo que pasemos<br />

juntos para escribir al menos otros veinte solos —dijo.<br />

—¿Veinte —Lo miró con ojos como platos—. Piensa que esta noche,<br />

después del concierto, me iré.<br />

—Eso mismo pensaba yo.<br />

—Pues más nos vale... —sonrió ella— ponernos manos a la obra.<br />

Brian rio con ganas y depositó un beso sobre el hombro con la boca<br />

abierta.<br />

—No sé si tienes ganas de verdad.<br />

Myrna le salpicó la cara con el agua.<br />

—¡Eh! Eres tú el que quería que sólo nos hiciéramos carantoñas.<br />

Brian se rio. Era una risa tan poco alegre que Myrna se estremeció<br />

de pies a cabeza.<br />

—Ya no necesito más carantoñas.<br />

Deslizó el cuerpo de Myrna hasta ponerlo frente al chorro del jacuzzi,<br />

y la alzó un poco para que el agua la golpeara justo en medio de<br />

la raja del culo y se colara entre sus piernas. Ella tembló. Se acercó al<br />

borde de la bañera, apoyando ambos codos en la porcelana para sostenerse<br />

encima del chorro intenso. Brian se instaló entre sus piernas y se<br />

cogió la polla con la mano. Frotó la punta del glande contra el clíto-<br />

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