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PECADORES - Ediciones B

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is y luego tanteó, tratando de abrirse paso en su abertura sedienta de<br />

deseo. Myrna se agitó, quería que se la metiese enseguida. Los estímulos<br />

del agua burbujeante y los toques suaves de Brian eran más de lo<br />

que podía soportar.<br />

Myrna abrió los ojos y se lo encontró mirándola.<br />

—¿Vas a follarme o qué —le preguntó.<br />

Brian se abalanzó hacia delante y la penetró con la primera arremetida.<br />

—¿Era esto lo que querías<br />

—Sí, esto mismo —gimió ella, echando la cabeza atrás.<br />

Brian se echó atrás y lanzó una nueva arremetida que elevó el cuerpo<br />

de Myrna hacia arriba, lejos del chorro de agua. Ella soltó un gemido<br />

cuando, al sacársela, su cuerpo descendió de nuevo hasta que le<br />

quedó el culo en mitad del chorro. Se estremeció.<br />

Brian la besó suavemente. Todo el sarcasmo de Brian se había evaporado.<br />

—¿Te gusta<br />

—Me gusta todo lo que me haces, Brian —repuso, frotando su nariz<br />

contra la de él.<br />

Brian le lanzó una sonrisa amorosa.<br />

—Todo, menos que me hagas esperar —añadió ella.<br />

—Ahora ya no vas a tener que seguir esperándome ni un instante<br />

—dijo Brian rozándole los labios con los suyos.<br />

Se metió profundamente dentro de ella y empezó a retirarla y meterla<br />

rítmicamente. Los jadeos de placer que soltaba Brian hicieron<br />

que a Myrna se le pusiera la carne de gallina. Alzó los ojos y lo miró.<br />

Brian había cerrado los suyos, mantenía la boca abierta, se entregaba<br />

del todo a sentir el cuerpo de ella, y la descarga constante del chorro<br />

del jacuzzi contra los genitales de los dos. Qué sexy era Brian.<br />

Se abrió la puerta del lavabo, y Myrna se puso tensa de golpe. Brian<br />

hizo una pausa y volvió la cabeza para mirar.<br />

—Por mí podéis seguir —dijo Eric, que entró y cerró la puerta a su<br />

espalda—. Tengo que mear.<br />

Brian hizo un ademán con los hombros, como diciendo que le daba<br />

lo mismo, y volvió a cargar contra Myrna. Pero ella no estaba nada relajada,<br />

y la polla se desvió y golpeó la pared lateral del útero.<br />

—¡Uy! —gimió ella.<br />

Brian se paró y se quedó mirándola.<br />

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