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Mientras hablaba, sacó la lengua y se relamió el labio inferior sin<br />
dejar de repasar la piel de Myrna con la mirada.<br />
Ella puso los ojos como platos.<br />
—Deja de hacer el ganso, Trey —advirtió Brian soltándole un manotazo<br />
en el cogote.<br />
Trey asintió, volvió a meterse la piruleta en la boca, tocó el primer<br />
acorde y Brian le siguió. El riff mejoraba a medida que los ojos de los<br />
dos guitarras se fijaban en el pecho, el estómago, el vientre de Myrna. En<br />
cuanto tocaran aquella breve secuencia varias veces, podrían interpretarla<br />
sin necesidad de leer las notas. Myrna estaba tan metida en la música<br />
que ni siquiera se fijó en que Sed entraba en el comedor, hasta que el<br />
vocalista fue a sentarse junto a ella, al borde de la gran mesa.<br />
—¿Así que tú eres la responsable de lo que estoy oyendo —le musitó<br />
al oído.<br />
—No creo —dijo ella gimiendo y tapándose el pecho con el albornoz.<br />
—Pues la verdad, gracias por haber sacado a Sinclair del pozo. No<br />
sé cómo lo has hecho, llevaba tiempo muy depre. De todos modos,<br />
gracias.<br />
Se quedaron los dos escuchando a Brian y a Trey tocar el riff repetidas<br />
veces, hasta alcanzar la perfección. Trey comenzó a alterar en algunos<br />
momentos el acompañamiento, para adaptarlo a su estilo personal,<br />
caracterizado por el movimiento rápido de los dedos y el sonido muy<br />
metálico. Brian añadió a su parte de solista nuevas frases, haciendo volar<br />
los dedos sobre las cuerdas. Sonaba... perfecto y sensual, como siempre.<br />
Los dos guitarras, Brian diestro y Trey zurdo, se apoyaron espalda<br />
contra espalda, cerraron los ojos, dejaron que la música los arrastrase.<br />
Myrna no recordaba haber visto nada tan sexy en toda su vida. Bueno,<br />
tal vez la cara de Brian cuando estaba haciéndole el amor alcanzara<br />
esa culminación, pero lo cierto era que la expresión que ponía entonces<br />
era casi la misma que ahora, con su espalda apoyada contra la de Trey,<br />
tocando la guitarra.<br />
Entró Jace, frotándose la cara, aún bastante dormido.<br />
—¿Qué coño es todo este jaleo No son más que las diez de la jodida<br />
mañana.<br />
Se llevó un sobresalto al ver a Myrna, y sus ojos descendieron para<br />
fijarse de repente en que iba completamente desnudo. Lanzó de nuevo<br />
la mirada hacia Myrna.<br />
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