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Galvarino y Elena - Luis Emilio Recabarren

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Comisariato, encargado de controlar los precios de los artículos de primera necesidad y de<br />

luchar contra "el agio y la especulación".<br />

Tales medidas despertaron entusiasmo en los sectores populares. Hubo manifestaciones de<br />

apoyo al nuevo gobierno.<br />

Nuestros profesores comentaban los hechos e intentaban analizar el confuso panorama político.<br />

Se sindicaba a Arturo Alessandri como uno de los inspiradores del golpe de Grove.<br />

Se afirmaba que había llegado poco antes de la asonada al Estado Mayor de la aviación para<br />

alentar al coronel Grove diciéndole: "No afloje, mi coronel".<br />

A lo que este habría respondido: "Nunca he estrechado una mano más leal que la suya".<br />

En medio de este clima, publicamos en nuestro diario mural un artículo aplaudiendo el<br />

derrocamiento de Montero, lo que mereció de nuevo objeciones de nuestro profesor.<br />

No todo era respaldo y adhesión al nuevo gobierno. El Partido Comunista, con Elías Lafertte a<br />

la cabeza, se tomó la Universidad de Chile para exigir la instauración de un gobierno de<br />

"soviets" en el país. Muy pocos sabían qué podía ser eso.<br />

LA DICTADURA DE DAVILA<br />

La República Socialista duró doce días. Fue derrocada por un nuevo golpe militar, dirigido por<br />

Carlos Dávila. Grove, el dirigente socialista Matte Hurtado y otros líderes fueron detenidos y<br />

enviados a la Isla de Pascua. A otros dirigentes socialistas y del movimiento sindical les tocó ser<br />

confinados a apartadas localidades.<br />

Todo el país se conmovió con el "fondeamiento", en Valparaíso, del dirigente de los profesores<br />

de Iquique, <strong>Luis</strong> Anabalón Aedo. Era comunista y lo hizo matar el jefe policial Rencoret.<br />

Seguíamos con apasionado interés la campaña de denuncia que desarrollaba en torno al caso la<br />

revista "Wikén", dirigida por el periodista <strong>Luis</strong> Meza Bell. Recuerdo un titular que la revista<br />

repetía en cada edición: "La Sección de Investigaciones, baldón de Chile y vergüenza del<br />

Cuerpo de Carabineros".<br />

El veterano dirigente comunista José Vega Díaz, en aquel tiempo diputado, me contó que Meza<br />

Bell fue a la Cámara de Diputados por aquellos días y tomó once con él. Hablaron del asesinato<br />

de Anabalón. Vega, según me dijo, le advirtió: "Tienes que cuidarte mucho. Toma tus<br />

precauciones. Te lo digo por experiencia". A los dos días, el periodista aparecía muerto con la<br />

cabeza destrozada y hundido en las aguas de una acequia que corría por la calle Tucumán, en el<br />

barrio Quinta Normal. Eso, por diciembre de 1932.<br />

Nos conmovió ese asesinato. Junto con dos compañeros de curso fuimos a la reconstitución de<br />

la escena. Estaba a cargo del proceso el magistrado de la Corte de Apelaciones, Arcadio Erbetta.<br />

Cuando llegamos al lugar, la policía tenía acordonado el lugar y nos impidió el acceso, al igual<br />

que a mucha otra gente que acudió hasta allí. Algo pudimos ver, de todos modos. Había una<br />

indescriptible indignación.<br />

Decidimos escribir una carta a la revista "Wikén" para expresarle nuestra solidaridad. Lo<br />

hicimos. Fuimos a dejarla a la redacción pero no nos dieron bola. Es posible que estuviese mal<br />

escrita.<br />

Abundaban los rumores sobre conspiraciones militares. Se hablaba de la llegada de un<br />

personaje llamado Domingo Aránguiz, quien no sería otro que el propio general Ibáñez .Se<br />

decía que había llegado de incógnito desde Argentina para tomar contacto con dirigentes<br />

políticos y jefes militares. También se hablaba mucho de las andanzas del ex Presidente Arturo<br />

Alessandri, derrotado en las elecciones de octubre de 1931 por el radical Juan Esteban Montero.<br />

Se sentía un clima de anarquía. En eso, el general Pedro Vignola, jefe de la guarnición de<br />

Antofagasta, exigió que asumiera la Vicepresidencia de la República el magistrado Abraham

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