11.01.2015 Views

Galvarino y Elena - Luis Emilio Recabarren

Galvarino y Elena - Luis Emilio Recabarren

Galvarino y Elena - Luis Emilio Recabarren

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Vamos a tener que casarnos para poder conversar.<br />

Yo no le dije que bueno pero tampoco le dije que no.<br />

En esos días a <strong>Galvarino</strong> lo mandó llamar el Partido para que se fuera a trabajar al diario "El<br />

Siglo" de Santiago. Y él fue a hablar con los compañeros del Partido de La Serena y les dijo que<br />

quería casarse conmigo. No había otra autoridad con quien consultar esas cosas. Le dijeron:<br />

-Miren, mejor no se casen todavía. ¿Qué apuro tienen<br />

Encontraban que era muy rápido, ellos muy sabios. Y a mí me dijeron:<br />

-Si quieres te casas. Si no, no. Sigue no más con Juanito.<br />

Entonces, ya. Seguí trabajando en el diario. Juanito partió solo a Santiago, pero quedamos en<br />

que yo iba a ir a reunirme con él poco después. Hablé con los compañeros y me dijeron:<br />

-Mira, <strong>Elena</strong>, está bien, ándate a Santiago. Pero tú sabes que aquí tienes tu trabajo y tu casa.<br />

Tienes todo. Si no te va bien, te vuelves. Y si no quieres casarte todavía, no te cases.<br />

Yo encontré todo eso bastante bueno, esas normas. Notaba, eso sí, como que los valores no eran<br />

los mismos. Eran otros criterios. Es decir, yo sola, junto a los compañeros, iba cambiando la<br />

mentalidad. De a poco, sin darme mucho cuenta.<br />

Un día domingo bajé con la Susana en brazos a despedirme de mi tía. A pesar de todas sus<br />

cosas, yo la quería tanto. Le fui a decir que me iba. Estaba con ella mi madrina.<br />

-¿Y para dónde te vas<br />

-A Santiago.<br />

No lo podían creer: -¡Pero cómo!<br />

-Sí- les dije yo-, allá voy a trabajar.<br />

-¿Y te vas a casar<br />

Era el tema de mi tía.<br />

-No sé- le dije-, no sé si me voy a casar.<br />

Casi se desmayó. Es que era una cosa muy rara en una niña decente llegar y decir "no sé si me<br />

voy a casar" y con una cría a cuestas. Está el hombre allá y me voy con él. Era chocante.<br />

El 22 de octubre de 1946, después de otra conferencia que hubo en La Serena, me fui a<br />

Santiago, siempre con la Susana en brazos, junto con un compañero que vino a atender, del<br />

Comité Central. Cuando llegamos, Juanito me estaba esperando en la Estación Mapocho.<br />

-Vamos a vivir en una residencial, porque ahí no se necesitan muebles ni nada-dijo Juanito-, ni<br />

saber cocinar ni ninguna cosa.<br />

A mí me pareció fantástico, porque de cocinar y otras tareas domésticas, ¡ni idea! La residencial<br />

estaba en Santa Rosa 22. Después la echaron abajo y todavía hoy, como 50 años después, no<br />

han edificado en ese sitio. El diario estaba muy cerca, en Mac Iver con Moneda. Era cruzar la<br />

Alameda y ya está.<br />

Unas semanas después me dice Juanito que lo quieren destinar a otro diario del Partido, "La<br />

Región" de Valdivia. De director, en reemplazo de Francisco Javier Neira, que lo llevaban a "El<br />

Siglo" de Santiago. Ahí fue cuando conversé por primera vez con Ricardo Fonseca. Me dijo:<br />

-Bueno, tú te vas a Valdivia con Arqueros, ¿no es así Allá vas a poder trabajar con él en el<br />

diario.<br />

Yo, muy conforme. Entonces me preguntó:<br />

-¿Y se van a casar<br />

-Sí- le dije yo-, nos vamos a casar.<br />

Se lo dije, pero no teníamos ninguna decisión tomada de eso. La verdad es que la resolución de<br />

casarse para mí era como...muy grande. Vivir juntos no era tanto. Pero casarse... Yo<br />

consideraba, claro, con toda la enseñanza de las monjas, que casarse era para siempre, no te<br />

puedes separar nunca más. Entonces yo tenía esa gran duda: ¿cómo será ¿me casaré Mi mamá<br />

insistía mucho que debíamos casarnos. Nosotros no teníamos apuro, ni un interés especial en la<br />

libreta. Además, a nadie había que andarle mostrando si éramos o no casados. Yo tenía otro<br />

temor: que un día yo pudiera enamorarme de otro. Y le dije a Juanito:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!