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descargar - Instituto Nacional del Teatro

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Escena de “La gaviota”<br />

Por eso las salas, sus acústicas y sus filtraciones de<br />

sonido son importantísimas. En la Cunill Cabanellas,<br />

<strong>del</strong> San Martín, si estás viendo lo que sea y pasa el<br />

subte, pasa el subte. Digo: la mente debe incorporar a<br />

ese ruido, no puede sublimarlo; lo escucha, lo procesa<br />

y lo hace pasar por algún lado. Es parecido a cuando<br />

estás durmiendo, soñando y suena el despertador.<br />

En ese momento, lo convertís en el timbre <strong>del</strong> sueño<br />

y seguís durmiendo. Pero tuviste que incorporar un<br />

timbre o lo que sea en tu sueño para sublimar al<br />

despertador.<br />

Todo esto es complejo. Vos sabes bien que incluso<br />

algunos críticos teatrales son un desastre al respecto.<br />

Si la música les gustó (les gustó para ponerla en el<br />

living o en el auto) piensan automáticamente que la<br />

música es “buena”. Si pega en el “clima”, también.<br />

En ese sentido, la llegada al Taller de Experimentación<br />

Escénica, que fue por invitación de Szuchmacher,<br />

a quien habían propuesto el proyecto en la Fundación<br />

Antorchas, es otro hito fundamental en mi carrera. Primero,<br />

porque los becarios eran grossos en su mayoría,<br />

porque las discusiones eran extremadamente jugosas,<br />

porque nos hacían exprimir al máximo, porque los<br />

trabajos eran procesos complejos y minuciosos,<br />

porque aprendí mucho en ese tiempo de ellos y de<br />

mí. Además, ahí fue mi encuentro con Jorge Macchi<br />

y eso fue un hecho mayor.<br />

El intercambio de mail continúa. Dos preguntas sobre<br />

su realidad europea y sobre las diferencias de trabajar<br />

acá o allá sirven para que la cosa siga fluyendo.<br />

Sobre los pasos actuales<br />

Con la movida a Europa muchas cosas cambiaron.<br />

Obviamente, decidir moverte de lugar a los 44 años,<br />

con una carrera, hijo, amigos e historia atrás no es algo<br />

menor. Junto con este traslado quedó también atrás mi<br />

estudio, mi infraestructura de trabajo de casi 20 años,<br />

hábitos técnicos, compañeros, colaboradores, etc. A<br />

la vez, vivir en Berlín me dio lo que ansiaba y un poco<br />

más: un aire y una libertad insospechada. Recuperé<br />

un gran espacio para estudiar, investigar, reflexionar.<br />

Perdí la lengua, el idioma, perdí la comprensión<br />

profunda sutil y espontánea de los textos. Comencé<br />

a desarrollar una adaptación auditiva grossa, a tratar<br />

de comprender y entender un nuevo entorno, nuevos<br />

ruidos, nuevas señales y nuevos signos. Al comienzo,<br />

desconcertó. Al mismo tiempo, resultó ser una llave.<br />

Todo es diferente para mí y para ellos, el diferente<br />

soy yo con mis maneras, mis recursos, la forma de<br />

encarar y de pensar el sonido.<br />

Quizás todo lo anterior terminó por cimentar un movimiento<br />

que venía desarrollando en los últimos años<br />

en Argentina hacia el arte sonoro, las instalaciones,<br />

las performances-instalaciones. O sea, otra forma<br />

de “mostrar” el sonido. La mayor parte de mi trabajo<br />

hoy está dentro de ese umbral, compartido con obras<br />

en colaboración con Jorge, obras mías y proyectos<br />

performáticos site specific.<br />

La danza, el teatro y el cine debieron reacomodarse<br />

a mis nuevos deseos, búsquedas y condiciones. Por<br />

un lado, los proyectos tienen que resultarme sonoramente<br />

atractivos porque es mucho el tiempo que<br />

dedico al arte sonoro, viajo mucho por estos proyectos<br />

y los tiempos continuos en Berlín son cortos. Por otro<br />

lado, la falta <strong>del</strong> idioma me aleja <strong>del</strong> teatro. No es lo<br />

mismo. Claro que puedo entender, me pueden traducir,<br />

puedo leer, pero no me encuentro con la comodidad<br />

que me gusta, que necesito. Quedo en un plano un<br />

poco externo para lo que creo debe ser el vínculo con<br />

la obra. Puedo trabajar, y lo he hecho, pero no puedo<br />

traicionarme tan fácil. Entonces, si la propuesta no me<br />

permite entrar, si sé que quedaré periférico haciendo<br />

unos “bonitos temas” para abrir, cerrar, generando<br />

unos sonidos “necesarios” y dar “el clima”; prefiero<br />

callar. Con la danza y el cine es diferente. La danza<br />

sigue vigente (además hay una bailarina-coreógrafa<br />

22 CUADERNOS DE PICADERO

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