Documento_31900_20140929

Opinión
La clave de la
movilidad social
Por Felipe Child*
Desde ya hace
muchos años
sabemos que
la educación
es uno de los
factores clave
para el crecimiento
sostenido de nuestras economías.
Su impacto se ve no solo
en el incremento notable en productividad
e ingresos de los países
desarrollados, sino también
en aquellos como Corea del Sur,
Singapur, Taiwán y China, que
han logrado transformaciones
exitosas en gran parte gracias a
mejoras en su educación. Estudio
tras estudio han comprobado la
relación positiva entre la educación,
la rapidez del crecimiento
económico y los altos niveles de
innovación y conocimiento de una
sociedad. Si hablamos de los individuos,
el papel de esta es aún
más notable ya que las personas
más educadas consistentemente
tienen niveles de ingresos más altos
y mayores probabilidades de
tener empleos asegurados. No es
coincidencia que la educación sea
un tema recurrente en las agendas
públicas de muchos países.
Adicionalmente, hemos visto
cómo las economías modernas
dependen cada vez más de la
innovación y la creación de nuevas
tecnologías, donde el capital
humano es preponderante para
crear, difundir y utilizar el conocimiento.
Por eso la historia
reciente muestra que la educación
ya ha cambiado profundamente
el mundo. Sin embargo,
su impacto no ha sido igual para
todos. Hay muchos países, incluido
Colombia, que todavía tienen
niveles muy bajos de habilidades
*Felipe
Child,
gerente
senior de
proyectos
de
Mckinsey.
cognitivas y técnicas. Esto se ve
reflejado, año tras año, no solo en
las pruebas PISA, sino también
en los altos niveles de desempleo
en la juventud.
Hoy, 60 por ciento de los
niños que presentan sus pruebas
Saber de lenguaje en quinto
de primaria en Colombia no
superan el nivel mínimo, y 80
por ciento no lo superan en las
pruebas de matemáticas. En
Colombia hay más de 1,1 millones
de jóvenes desempleados,
lo que representa 16 por ciento
de esa población, sin incluir el
subempleo y la informalidad.
Para 2020, las empresas
van a tener 85 millones de
cupos vacantes que no van
a poder llenar debido a
una escasez de talento.
FOTO: archivo particular
Este promedio es mucho más
alto que el general del país y es
aún más preocupante cuando
lo miramos por niveles socioeconómico
y de género.
En un estudio liderado por
McKinsey & Co. en 2012 sobre
la educación para el empleo, se
identifica que hay 75 millones
de jóvenes desempleados en el
mundo. Por otro lado, el estudio
estima que para 2020 las
empresas van a tener 85 millones
de cupos vacantes que
no van a poder llenar debido a
una escasez de talento. Colombia
está sufriendo esta misma
dinámica de escasez de trabajadores
con las capacidades y
competencias necesarias.
La buena noticia es que las
experiencias de otros países
nos sirven de hoja de ruta para
transformar nuestro sistema
educativo desde la infancia hasta
la educación terciaria en poco
tiempo. Sistemas educativos
en India y Brasil, entre otros,
han logrado grandes avances
en lenguaje y matemáticas en
solo seis años. Colombia ya ha
dado un gran paso al poner en
marcha del programa Todos a
Aprender, que ahora falta ampliar
y fortalecer. Así mismo, la
educación vocacional está cobrando
cada vez más importancia
y relevancia, y tenemos en
el SENA un canal idóneo para
cerrar esa brecha tan grande
de oferta y demanda de empleo.
Ahora nos queda la tarea de
aprender de esos modelos internacionales
y, con compromiso
y voluntad, dar ese gran salto
para desatar el capital humano
latente en nuestro país.
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