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El Estado y la Revolucion.pdf - Libros Para Descargar

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Si en Pannekoek <strong>la</strong> exposición adolece de falta de c<strong>la</strong>ridad y no<br />

es lo bastante concreta (para no hab<strong>la</strong>r aquí de otros defectos de<br />

su artículo, que no interesan al tema de que tratamos), Kautsky, en<br />

cambio, toma precisamente <strong>la</strong> esencia de principio de <strong>la</strong> cuestión<br />

sugerida por Pannekoek y en esta cuestión cardinal y de principio<br />

Kautsky abandona entera mente <strong>la</strong> posición del marxismo y se<br />

pasa con armas y bagajes al oportunismo. La diferencia entre los<br />

socialdemócratas y los anarquistas aparece definida en él de un<br />

modo completamente falso, y el marxismo se ve definitivamente<br />

tergiversado y envilecido.<br />

La diferencia entre los marxistas y los anarquistas consiste en lo<br />

siguiente: 1) En que los primeros, proponiéndose como fin <strong>la</strong> destrucción<br />

completa del <strong>Estado</strong>, reconocen que este fin sólo puede<br />

alcanzarse después que <strong>la</strong> revolución socialista haya destruido <strong>la</strong>s<br />

c<strong>la</strong>ses, como resultado de <strong>la</strong> instauración del socialismo, que conduce<br />

a <strong>la</strong> extinción del <strong>Estado</strong>; mientras que los segundos quieren<br />

destruir completamente el <strong>Estado</strong> de <strong>la</strong> noche a <strong>la</strong> mañana, sin<br />

comprender <strong>la</strong>s condiciones bajo <strong>la</strong>s que puede lograrse esta destrucción.<br />

2) En que ]os primeros reconocen <strong>la</strong> necesidad de que el<br />

proletariado, después de conquistar el Poder político, destruya<br />

completamente <strong>la</strong> vieja máquina del <strong>Estado</strong>, sustituyéndo<strong>la</strong> por<br />

otra nueva, formada por <strong>la</strong> organización de los obreros armados,<br />

según el tipo de <strong>la</strong> Comuna; mientras que los segundos, abogando<br />

por <strong>la</strong> destrucción de <strong>la</strong> máquina del <strong>Estado</strong>, tienen una idea absolutamente<br />

confusa respecto al punto de con qué ha de sustituir esa<br />

máquina el proletariado y cómo éste ha de emplear el Poder revolucionario;<br />

los anarquistas niegan incluso el empleo del Poder estatal<br />

por el proletariado revolucionario, su dictadura revolucionaria.<br />

3) En que los primeros exigen que el proletariado se prepare<br />

para <strong>la</strong> revolución utilizando el <strong>Estado</strong> moderno, mientras que los<br />

anarquistas niegan esto.<br />

En esta controversia, es precisamente Pannekoek quien representa<br />

al marxismo contra Kautsky, pues precisamente Marx nos<br />

enseñó que el proletariado no puede limitarse sencil<strong>la</strong>mente a con-<br />

V. I. Lenin <strong>El</strong> <strong>Estado</strong> y <strong>la</strong> revolución<br />

Lo fundamental en <strong>la</strong> doctrina de Marx es <strong>la</strong> lucha de c<strong>la</strong>ses. Así<br />

se dice y se escribe con mucha frecuencia. Pero esto no es exacto.<br />

De esta inexactitud se deriva con gran frecuencia <strong>la</strong> tergiversación<br />

oportunista del marxismo, su falseamiento en un sentido aceptable<br />

para <strong>la</strong> burguesía. En efecto, <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> lucha de c<strong>la</strong>ses no<br />

fue creada por Marx, sino por <strong>la</strong> burguesía, antes de Marx, y es, en<br />

términos generales, aceptable para <strong>la</strong> burguesía. Quien reconoce<br />

so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> lucha de c<strong>la</strong>ses no es aún marxista, puede mantenerse<br />

todavía dentro del marco del pensamiento burgués y de <strong>la</strong> política<br />

burguesa. Circunscribir el marxismo a <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> lucha de<br />

c<strong>la</strong>ses es limitar el marxismo, bastardearlo, reducirlo a algo que <strong>la</strong><br />

burguesía puede aceptar. Marxista sólo es el que hace extensivo el<br />

reconocimiento de <strong>la</strong> lucha de c<strong>la</strong>ses al reconocimiento de <strong>la</strong> dictadura<br />

del proletariado. En esto es en lo que estriba <strong>la</strong> más profunda<br />

diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués<br />

adocenado. En esta piedra de toque es en <strong>la</strong> que hay que contrastar<br />

<strong>la</strong> comprensión y el reconocimiento real del marxismo. Y no<br />

tiene nada de sorprendente que cuando <strong>la</strong> historia de Europa ha<br />

colocado prácticamente a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se obrera ante esta cuestión, no<br />

sólo todos los oportunistas y reformistas, sino también todos los<br />

“kautskianos” (gentes que vaci<strong>la</strong>n entre el reformismo y el marxismo)<br />

hayan resultado ser miserables filisteos y demócratas<br />

pequeñoburgueses, que niegan <strong>la</strong> dictadura del proletariado. <strong>El</strong><br />

folleto de Kautsky “La dictadura del proletariado”, publicado en<br />

agosto de 1918, es decir, mucho después de aparecer <strong>la</strong> primera<br />

edición del presente libro, es un modelo de tergiversación filistea<br />

del marxismo, del que de hecho se reniega ignominiosamente, aunque<br />

se le acate hipócritamente de pa<strong>la</strong>bra. (Véase mi folleto “La<br />

revolución proletaria y el renegado Kautsky”, Petrogrado y Moscú,<br />

1918.)<br />

<strong>El</strong> oportunismo de nuestros días, personificado por su principal<br />

representante, el ex-marxista C. Kautsky, cae de lleno dentro de <strong>la</strong><br />

característica de <strong>la</strong> posición burguesa que traza Marx y que hemos<br />

citado, pues este oportunismo circunscribe el terreno del recono-<br />

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