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El Estado y la Revolucion.pdf - Libros Para Descargar

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suficientes para remediar en seguida, si se les diese un empleo<br />

racional, toda verdadera ‘escasez de vivienda’: Esto sólo puede<br />

lograrse, naturalmente, expropiando a los actuales poseedores y<br />

alojando en sus casas a los obreros que carecen de vivienda o a<br />

los que viven hacinados en <strong>la</strong> suya. Y tan pronto como el proletariado<br />

conquiste el Poder político, esta medida, impuesta por<br />

los intereses del bien público, será de tan fácil ejecución como lo<br />

son hoy <strong>la</strong>s otras expropiaciones y <strong>la</strong>s requisas de viviendas que<br />

lleva a cabo el <strong>Estado</strong> actual” (página 22 de <strong>la</strong> edición alemana<br />

de 1887).<br />

Aquí Engels no analiza el cambio de forma del Poder estatal,<br />

sino sólo el contenido de sus actividades. La expropiación y <strong>la</strong><br />

requisa de viviendas son efectuadas también por orden del <strong>Estado</strong><br />

actual. Desde el punto de vista formal, también el <strong>Estado</strong> proletario<br />

“ordenará” requisar viviendas y expropiar edificios. Pero es<br />

evidente que el antiguo aparato ejecutivo, <strong>la</strong> burocracia, vincu<strong>la</strong>da<br />

con <strong>la</strong> burguesía, sería sencil<strong>la</strong>mente inservible para llevar a <strong>la</strong> práctica<br />

<strong>la</strong>s órdenes del <strong>Estado</strong> proletario.<br />

“...Hay que hacer constar que <strong>la</strong> ‘apropiación efectiva’ de todos<br />

los instrumentos de trabajo, <strong>la</strong> ocupación de toda <strong>la</strong> industria<br />

por el pueblo trabajador, es precisamente lo contrario del ‘rescate’<br />

proudhoniano. En éste, es cada obrero el que pasa a ser propietario<br />

de su vivienda, de su campo, de su instrumento de trabajo;<br />

en <strong>la</strong> primera, en cambio, es el ‘pueblo trabajador’ el que<br />

pasa a ser propietario colectivo de los edificios, de <strong>la</strong>s fábricas y<br />

de los instrumentos de trabajo, y es poco probable que su disfrute<br />

se conceda, sin indemnización de los gastos, a los individuos o<br />

a <strong>la</strong>s sociedades, por lo menos durante el período de transición.<br />

Exactamente lo mismo que <strong>la</strong> abolición de <strong>la</strong> propiedad territorial<br />

no implica <strong>la</strong> abolición de <strong>la</strong> renta del suelo, sino su transferencia<br />

a <strong>la</strong> sociedad, aunque sea con ciertas modificaciones. La<br />

apropiación efectiva de todos los instrumentos de trabajo por el<br />

pueblo trabajador no excluye, por tanto, en modo alguno, <strong>la</strong> conservación<br />

de los alquileres y arrendamientos” (ídem, pág. 68).<br />

V. I. Lenin <strong>El</strong> <strong>Estado</strong> y <strong>la</strong> revolución<br />

para liberar a <strong>la</strong> humanidad de <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud asa<strong>la</strong>riada, hay que<br />

vencer por <strong>la</strong> fuerza su resistencia, y es evidente que allí donde hay<br />

represión, donde hay violencia no hay libertad ni hay democracia.<br />

Engels expresaba magníficamente esto en <strong>la</strong> carta a Bebel, al<br />

decir, como recordará el lector, que “mientras el proletariado necesite<br />

todavía del <strong>Estado</strong>, no lo necesitará en interés de <strong>la</strong> libertad,<br />

sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda<br />

hab<strong>la</strong>rse de libertad, el <strong>Estado</strong> como tal dejará de existir”.<br />

Democracia para <strong>la</strong> mayoría gigantesca del pueblo y represión<br />

por <strong>la</strong> fuerza, es decir, exclusión de <strong>la</strong> democracia, para los explotadores,<br />

para los opresores del pueblo: he ahí <strong>la</strong> modificación que<br />

sufrirá <strong>la</strong> democracia en <strong>la</strong> transición del capitalismo al comunismo.<br />

Sólo en <strong>la</strong> sociedad comunista, cuando se haya roto ya definitivamente<br />

<strong>la</strong> resistencia de los capitalistas, cuando hayan desaparecido<br />

los capitalistas, cuando no haya c<strong>la</strong>ses (es decir, cuando no<br />

haya diferencias entre los miembros de <strong>la</strong> sociedad por su re<strong>la</strong>ción<br />

hacia los medios sociales de producción), sólo entonces “desaparecerá<br />

el <strong>Estado</strong> y podrá hab<strong>la</strong>rse de libertad “. Sólo entonces será<br />

posible y se hará realidad una democracia verdaderamente completa,<br />

una democracia que verdaderamente no implique ninguna<br />

restricción. Y sólo entonces <strong>la</strong> democracia comenzará a extinguirse,<br />

por <strong>la</strong> sencil<strong>la</strong> razón de que los hombres, liberados de <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud<br />

capitalista, de los innumerables horrores, bestialidades, absurdos<br />

y vilezas de <strong>la</strong> explotación capitalista, se habituarán poco<br />

a poco a <strong>la</strong> observación de <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s elementales de convivencia,<br />

conocidas a lo <strong>la</strong>rgo de los siglos y repetidas desde hace miles de<br />

años en todos los preceptos, a observar<strong>la</strong>s sin violencia, sin coacción,<br />

sin subordinación, sin ese aparato especial de coacción que<br />

se l<strong>la</strong>ma <strong>Estado</strong>.<br />

La expresión “el <strong>Estado</strong> se extingue” está muy bien elegida, pues<br />

seña<strong>la</strong> el carácter gradual del proceso y su espontaneidad. Sólo <strong>la</strong><br />

fuerza de <strong>la</strong> costumbre puede ejercer y ejercerá indudablemente<br />

esa influencia, pues en torno a nosotros observamos millones de<br />

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