El Estado y la Revolucion.pdf - Libros Para Descargar
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Respecto a <strong>la</strong> cuestión de <strong>la</strong> República federativa, en conexión<br />
con <strong>la</strong> composición nacional de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción escribía Engels:<br />
“¿Qué es lo que debe ocupar el puesto de <strong>la</strong> actual Alemania”<br />
[con su Constitución monárquico-reaccionaria y su sistema igualmente<br />
reaccionario de subdivisión en pequeños <strong>Estado</strong>s, que<br />
eterniza <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad del “prusianismo”, en vez de disolver<strong>la</strong><br />
en una Alemania formando un todo]. “A mi juicio, el proletariado<br />
sólo puede emplear <strong>la</strong> forma de <strong>la</strong> República única e indivisible.<br />
La República federativa es todavía hoy, en conjunto,<br />
una necesidad en el territorio gigantesco de los <strong>Estado</strong>s Unidos,<br />
si bien en <strong>la</strong>s regiones del Este se ha convertido ya en un obstáculo.<br />
Representaría un progreso en Ing<strong>la</strong>terra, donde cuatro naciones<br />
pueb<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s dos is<strong>la</strong>s y donde, a pesar de no haber más<br />
que un par<strong>la</strong>mento, coexisten tres sistemas de legis<strong>la</strong>ción. En <strong>la</strong><br />
pequeña Suiza, se ha convertido ya desde hace <strong>la</strong>rgo tiempo en<br />
un obstáculo, y si allí se puede todavía tolerar <strong>la</strong> República<br />
federativa, es debido únicamente a que Suiza se contenta con ser<br />
un miembro puramente pasivo en el sistema de los <strong>Estado</strong>s europeos.<br />
<strong>Para</strong> Alemania, un régimen federalista al modo del de Suiza<br />
significaría un enorme retroceso. Hay dos puntos que distinguen<br />
a un <strong>Estado</strong> federal de un <strong>Estado</strong> unitario, a saber: que<br />
cada <strong>Estado</strong> que forma parte de <strong>la</strong> unión tiene su propia legis<strong>la</strong>ción<br />
civil y criminal y su propia organización judicial, y que<br />
además de cada par<strong>la</strong>mento particu<strong>la</strong>r existe una Cámara federal<br />
en <strong>la</strong> que vota como tal cada cantón, sea grande o pequeño”.<br />
En Alemania, el <strong>Estado</strong> federal es el tránsito hacia un <strong>Estado</strong><br />
completamente unitario, y <strong>la</strong> “revolución desde arriba” de 1866<br />
y 1870 no debe ser revocada, sino completada mediante un “movimiento<br />
desde abajo”.<br />
Engels no sólo no reve<strong>la</strong> indiferencia en cuanto a <strong>la</strong> cuestión de<br />
<strong>la</strong>s formas de <strong>Estado</strong>, sino que, por el contrario, se esfuerza en<br />
analizar con escrupulosidad extraordinaria precisa mente <strong>la</strong>s formas<br />
de transición, para determinar, con arreglo a <strong>la</strong>s particu<strong>la</strong>rida-<br />
V. I. Lenin <strong>El</strong> <strong>Estado</strong> y <strong>la</strong> revolución<br />
con mayor frecuencia a una torcida interpretación filistea de <strong>la</strong><br />
célebre fórmu<strong>la</strong> que dec<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> religión “asunto de incumbencia<br />
privada”. En efecto, esta fórmu<strong>la</strong> se interpretaba como si <strong>la</strong> cuestión<br />
de <strong>la</strong> religión fuese un asunto de incumbencia privada ¡¡también<br />
para el Partido del proletariado revolucionario!! Contra esta<br />
traición completa al programa revolucionario del proletariado se<br />
levantó Engels, que en 1891 sólo podía observar los gérmenes<br />
más tenues de oportunismo en su Partido, y que, por tanto, se<br />
expresaba con <strong>la</strong> mayor caute<strong>la</strong>:<br />
“Como los miembros de <strong>la</strong> Comuna eran todos, casi sin excepción,<br />
obreros o representantes reconocidos de los obreros, sus<br />
acuerdos se distinguían por un carácter marcadamente proletario.<br />
Una parte de sus decretos eran reformas que <strong>la</strong> burguesía<br />
republicana no se había atrevido a imp<strong>la</strong>ntar por vil cobardía y<br />
que echaban los cimientos indispensables para <strong>la</strong> libre acción de<br />
<strong>la</strong> c<strong>la</strong>se obrera, como, por ejemplo, <strong>la</strong> imp<strong>la</strong>ntación del principio<br />
de que, con respecto al <strong>Estado</strong>, <strong>la</strong> religión es un asunto de incumbencia<br />
puramente privada; otros iban encaminados a salvaguardar<br />
directamente los intereses de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se obrera, y en parte<br />
socavaban profundamente el viejo orden social...”<br />
Engels subraya intencionadamente <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras “con respecto al<br />
<strong>Estado</strong>”, asestando con ello un golpe certero al oportunismo alemán,<br />
que dec<strong>la</strong>raba <strong>la</strong> religión un asunto de incumbencia privada<br />
con respecto al Partido y con ello rebajaba el Partido del proletariado<br />
revolucionario al nivel del más vulgar filisteísmo “librepensador”,<br />
dispuesto a tolerar el aconfesionalismo, pero que renuncia<br />
a <strong>la</strong> tarea del Partido de luchar contra el opio religioso que embrutece<br />
al pueblo.<br />
<strong>El</strong> futuro historiador de <strong>la</strong> socialdemocracia alemana, al investigar<br />
<strong>la</strong>s raíces de su vergonzosa bancarrota en 1914, encontrará no<br />
pocos materiales interesantes sobre esta cuestión, comenzando por<br />
<strong>la</strong>s evasivas dec<strong>la</strong>raciones que se contienen en los artículos del jefe<br />
ideológico del Partido, Kautsky, en <strong>la</strong>s que se abre de par en par<br />
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