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libro espacios publicos - El Agora

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H. Neira: La naturaleza del espacio públicomarco de una teoría de la comunicación, de una teoría comunicativa de laciudadanía, si se quiere, de una teoría del espacio público como espaciode argumentación y/o deliberación. 7 <strong>El</strong> espacio público, en sentido geográfico,tiene siempre un componente político, de forma que podríamosdecir que, de por sí, un espacio público constituye parte del capital social.En efecto, si cada cual estuviese encerrado en su espacio físico privado(vivienda, empresa, etc.), ¿cómo podría reunirse con los demás y acordaruna acción común? Y si al reunirse intentara manipular a los otros miembrosdel grupo en lugar de buscar el acuerdo para la acción, ¿podríamosseguir hablando de capital social?<strong>El</strong> principal cometido del gobernante en ese espacio es la domesticacióndel sistema económico para que no interfiera negativamente en lasdeliberaciones, que han de ser libres y razonadas. La soberanía ciudadanase genera entonces en un espacio público comunicativo, pero que requiereun sustento de espacio geográfico, así como de una fuerza públicaque lo proteja. Se trata del ágora, lugar de reunión donde las personasquedan al alcance de la vista y del oído de sus congéneres. <strong>El</strong> ágora, comoespacio público de toma de decisiones, es incomprensible sin tomar encuanta las relaciones de poder que lo hacen posible. La primera de ellasapunta a la defensa de sus muros y de sus puertas. Un espacio geográficollega a ser público principalmente porque cierto uso está protegido y garantizado—independientemente de las capacidades privadas de sus usuarios—por una fuerza superior. Ese cierto uso y la fuerza que lo protege,en el espacio público ideal, han sido definidos previamente en un espaciopúblico comunicacional, donde todos los ciudadanos tienen derecho aopinar racional y libremente y donde, todavía más, se constituyen en ciudadanosgracias a que pueden manifestar su voz y su decisión.Los <strong>espacios</strong> no protegidos (contra asaltantes, contra quienes interfierenlos diálogos o acuerdos que allí se dan, etc.), no llegan a realizar lavocación pública para la que han sido llamados, generando amplias frustraciones,desincentivando y deteriorando el capital social. <strong>El</strong> espaciopúblico moral, que consiste en la libre discusión que permite llegar a unaacción común y que es correlativo al espacio público geográfico, requierela reunión física de las personas que toman parte en la decisión. Esta necesidadde reunión física se vuelve cada día menos indispensable graciasa los medios electrónicos, pero no deja de ser cierto que el espacio públicovirtual sigue requiriendo un espacio protegido donde quienes participanen dicho contacto electrónico estén resguardados contra las intervencionesque podrían modificar y quitar privacidad a la discusión. Por eso, los<strong>espacios</strong> públicos de discusión, cuando son intervenidos, por ejemplo porla publicidad, por el espionaje de las conversaciones o por el cabildeodestinado a modificar las decisiones de algunos representantes políticos,no llegan a ser públicos.337Seguimos en esto a Manuel Jiménez, traductor de Habermas.

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