Espacios públicos y construcción social: Aproximaciones conceptuales42como a la prensa o la opinión pública. En este enfoque, la esfera públicaincluye tanto <strong>espacios</strong> de dominio público como <strong>espacios</strong> privados, peroque son de acceso público o semipúblico, esto es, restringidos a los quebeben café, pagan una entrada, etc. La idea básica es que el espacio público,en tanto concepto, se asocia a <strong>espacios</strong> de libertad. Al mismo tiempo,sin embargo, Habermas reconoce, desde una perspectiva histórica, lasrestricciones de este logro. Así, en sus múltiples trabajos se refiere a laesfera pública como la promesa no cumplida de la modernidad, promesadescrita por Rousseau, entre otros autores, durante el siglo XVIII.En otra visión, Foucault entiende los <strong>espacios</strong> públicos como expresionesde los grupos de mayor poder: el Acrópolis, el ágora, solo paraciudadanos; el Foro romano, también. Rodrigo Salcedo destaca la definiciónde «poder disciplinario» elaborada por Foucault, que se expresa enel territorio como un conjunto de <strong>espacios</strong> públicos que, estratégicamente,facilitan el control ejercido por el grupo de poder sobre la población.Ejemplos de ellos los encontramos tanto en el París diseñado porHaussmann como, incluso, en intervenciones de la Italia de Mussolini,más recientemente.Nos encontramos, entonces, con tres versiones distintas: espacio deaprendizaje, espacio de libertad, espacio de control. Considerando lasrelaciones que pueden existir con el capital social, el espacio público setraduce en un escenario donde se aprende, aunque sea en la co-presenciacon el otro; un espacio donde existe la potencialidad de expresarse libremente,un espacio ganado y sentido como propio; y paradójicamente, tambiénel espacio público puede interpretarse como un espacio de control,de control por parte del poder. De las tres acepciones, pensamos que lasfunciones del espacio como lugar de aprendizaje y de expresión de libertadson los dos ámbitos más interesantes para abordar la relación que nosocupa.Ahora bien, si consideramos el carácter simbólico y, por tanto, dinámicoque tiene la ciudad para sus habitantes, y centramos el análisis en elespacio público urbano, la polaridad espacio público de libertad y aprendizajeen oposición a espacio público de control puede ser resuelta a partir de lafunción que puede cumplir cada uno de ellos en cada territorio y en cadauno de los momentos que vive una sociedad determinada, siempre tomandoen cuenta cada espacio público en relación con los otros <strong>espacios</strong>públicos que se encuentran en el medio urbano. De este modo, un espaciopúblico puede significar esos tres aspectos simultáneamente —aprendizaje,libertad, control— o bien uno de ellos con mayor o menor preeminencia.Por ello, es más pertinente pasar del singular al plural, es decir, deel espacio público a los <strong>espacios</strong> públicos. Un espacio público pudo habersido diseñado con un propósito (por ejemplo, controlar) y, en la práctica,utilizarse fundamentalmente (o de manera simultánea) para conocer alotro o intercambiar. Así, un parque pudo haber sido un paseo dominicalde elite a principios de siglo y estar hoy transformado en un parque popular,utilizado en algunos momentos del año para la expresión política uotro tipo de eventos.
G. Dascal: ... <strong>espacios</strong> públicos y capital socialAl asumir esta triple visión, tomamos conciencia de que dejamos delado, al menos relativamente, el concepto de accesibilidad para todos. Enciudades como Santiago, donde la segregación socioespacial acompañala polarización socioeconómica de sus habitantes, y la discriminación esuno de los rasgos sociales más presentes, es ilusorio imaginar un espaciopúblico accesible a todos. Si miramos desde una perspectiva histórica, asícomo era peligroso para los jóvenes de izquierda transitar los <strong>espacios</strong>públicos durante la dictadura, hoy los escolares no pueden hacerlo conuniforme. Las minorías sexuales apenas pueden expresarse libremente enalgunas plazas de la capital. Y si nos remontamos a un pasado más lejano,lo mismo ha ocurrido en los orígenes de los principales <strong>espacios</strong> de Santiago:de hecho, existía un reglamento restrictivo en materia de atuendospara ingresar al Parque Cousiño, hoy Parque O´Higgins.Con esta perspectiva, creemos importante relativizar la concepción deque solo hay espacio público si es accesible a la totalidad de los ciudadanosy si en él se valida y ejercita la democracia. Más que considerar si unespacio es accesible a todos, la reflexión debería orientarse a analizar silas restricciones al acceso son legítimas, y decididas públicamente o no.En resumen, el punto de partida que planteamos para analizar la relaciónque liga los <strong>espacios</strong> públicos con el capital social, tiene que ver consu capacidad de promover el aprendizaje de la alteridad y ser espacio deexpresión y creatividad, a pesar de constituirse en algunos casos en formapredominante (y simultánea) como espacio de control.43Relación entre los <strong>espacios</strong> públicosy las dimensiones en que se expresa el capital socialUna primera revisión de los orígenes del espacio público —en el sentidode esfera pública— que plantea Habermas, nos conduce al espaciopúblico como un producto social y urbano. Esto se asocia íntimamentecon el sentido de las ciudades, donde el intercambio, el encuentro con elotro y la co-presencia en anonimato son elementos fundamentales y dealgún modo participan de su esencia. Desde este punto de vista, el sentidode los <strong>espacios</strong> públicos tiene que ver con los procesos sociales y urbanosque los determinan. En cada caso, en cada ciudad, en cada momento,un espacio público se explica por un sistema político determinado en unmomento definido; por una sociedad civil, una voluntad política, un usoy frecuentación; por los símbolos que los habitantes allí depositan, etc.Esto no niega, sino más bien relativiza el hecho de que el espacio públicotambién puede modificar el comportamiento social. Se trata de un procesoy, por lo tanto, algo dinámico. Habría que preguntarse, entonces, cuálesson los momentos que vive una sociedad, por ejemplo la chilena, o lasantiaguina, para comprender el uso, frecuentación y apropiación que loshabitantes hacen de los <strong>espacios</strong> públicos. Más aún, desde un punto devista metodológico, una investigación que pretenda reconocer esta relacióndebe incluir una caracterización de los actores y de la relación queguardan entre sí y con el territorio. A partir de un análisis de este tipo,
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