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libro espacios publicos - El Agora

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R. Salcedo: La lucha por el espacio urbano«La vida de las grandes ciudades no puede ser simplemente programadacomo un computador por poderosas fuerzas socioeconómicos o interesespolíticos, incluso dentro de contextos capitalistas extremos y desiguales.La vida urbana es más diversa, variada e impredecible que lo que lasdistopias urbanas basadas en la situación de Estados Unidos sugieren»(p. 392).Ahora bien, debemos ser conscientes de que la resistencia siempreopera «desde abajo». <strong>El</strong>la no se encuentra al nivel de las prácticas dominantes,por lo que en la mayoría de los casos el enfrentamiento directo yactivo (la protesta ciudadana) o bien no es viable, o solo puede ser mantenidapor un corto plazo. La comuna de París solo duró algunas semanas.Teóricamente, De Certeau (1984) clarifica: «Una sociedad está compuestade ciertas prácticas dominantes, las que organizan instituciones normativas;y otras prácticas que se mantienen menores, siempre allí pero noorganizando discursos, preservando los comienzos o los remanentes dediferentes hipótesis (institucionales, científicas) para esa sociedad u otras»(p. 48).Las prácticas de resistencia no operan construyendo sistemas o estructurasalternativas de poder o ignorando las reglas sociales imperantes,sino a través de una apropiación crítica y selectiva de las prácticas disciplinarias,transformando su sentido original y alterando su carácter represivo(yendo al mall solo a vagabundear, sentándose en el suelo delmetro, etc.), o bien a través del abandono de los lugares en los que elcontrol social se hace más opresivo (abandono de los lugares públicosmás vigilados por grupos marginales).<strong>El</strong> argumento de De Certeau constata la existencia de prácticas alternativas,pero ciertamente les pone un límite, al igual que a la diversidadde usos que puede adoptar el espacio. La resistencia no está al nivel delas prácticas dominantes; aún más, ella está condicionada por estas. Lasdistintas apropiaciones del espacio no deben entenderse en términos deuna competencia entre dos proyectos alternativos, como una visióndogmáticamente marxista sugeriría, sino como el resultado deinteracciones sociales que ocurren en el espacio vivido y que pueden darlugar a diversos significados y propósitos.En sus cartas desde la prisión, Gramsci sostiene que los sectores dominantesejercerían una hegemonía social sobre la vida y acciones de laspersonas, la cual se traduce en un consentimiento espontáneo de las masashacia la dirección de la vida social impuesta por los sectores dominantes.Estas prácticas hegemónicas imponen ciertas regulaciones a la vidacotidiana de todos los miembros de la sociedad, mientras las prácticasdominadas o subalternas trabajan acomodándose, reemplazando significados,negociando y, en algunos casos, a través de una resistencia activa(a veces violenta) frente al orden espacial impuesto. La hegemonía entérminos espaciales significa, entonces, la naturalización de una dominaciónmaterial a través de la imposición de ciertas percepciones (espaciopercibido o imaginado) o representaciones de cómo el espacio debe serapropiado, usado y vivido.71

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