Espacios públicos y construcción social: Aproximaciones conceptuales34Un espacio público difícilmente podría ser entendido como tal si en élestuviese8n prohibidas ciertas actividades o cierto tipo de personas, másallá de lo que el sentido común de una cultura o el cuidado del mismoespacio permiten; el carácter público del espacio no concierne, por tanto,solo a su acceso, sino a la forma en que se permanece en él, que es tanlibre como haya sido acordada comunicativamente: lo público del espacioes geográfico y moral. Un espacio público, por tanto, se define por sulibre acceso y su libre uso, entendiendo por libre no el que se pueda hacerlo que se quiera, sino aquello que ha sido acordado o al menos no hayasido prohibido gracias a un acuerdo tomado libremente.Cabe la posibilidad de que haya <strong>espacios</strong> públicos prioritariamentefísicos, es decir, <strong>espacios</strong> cuya naturaleza consista en una libertad de acceso,uso y circulación garantizados, sin que dentro de ellos se desarrolleuna deliberación. Me refiero, por ejemplo, a los <strong>espacios</strong> públicos de circulación,de juego, de deporte o esparcimiento. Eso no impide que, enalgún momento, haya tenido que deliberarse para asignarles su naturalezapública. En los países de alto control territorial, como son aquellosdonde el Estado tiene un desarrollo relativamente amplio, los <strong>espacios</strong>públicos existen principalmente gracias a una deliberación, también pública.En ellos es difícil comprender la existencia de <strong>espacios</strong> públicosfísicos sin la existencia paralela de un espacio público moral que da existenciaa los primeros. En efecto, por protegido que pueda estar un espacioy aun cuando de él se haga un uso común y abierto a todos, siguesiendo privado mientras el dominio que se ejerce sobre él no sea público.Desde el punto de vista del origen político moral, los <strong>espacios</strong> públicos,en sentido estricto, se originan en una decisión pública y son consecuenciade ella. Lo público del espacio es de naturaleza política. Cuando unespacio llega a ser público por su simple uso, se impone como tema a ladiscusión pública de la comunidad en que se encuentra.Espacio público dependiente de intereses privadosExiste no obstante otra forma de entender el espacio público, de inspiraciónmás bien liberal. Conviene también recordar que los teóricos delderecho privado y, en términos generales, quienes toman posiciones liberalesen materia social, no han desarrollado el concepto de espacio públicocon la misma amplitud que quienes lo han hecho inspirados en algunasotras tradiciones, como las que hemos visto. Es más, dentro de muchasde las diversas tradiciones liberales, la existencia de espacio público o deesferas donde poderes distintos del de los individuos puedan actuar demanera administrativa o discrecional, es considerada un atentando contralos derechos fundamentales del ser humano. 8 Y también conviene distinguirentre liberalismo y neoliberalismo. John Stuart Mill, quien era liberal8Así lo piensan autores como Friedrich von Hayek o Karl Popper, a pesar de las diferenciasque existen entre ellos.
H. Neira: La naturaleza del espacio públicoy no neoliberal, recuerda, con razón, que el liberalismo tiene por origen lalucha de la libertad contra la autoridad, muchas veces opresiva, tanto delpoder político como de la opinión pública. Una actúa mediante leyes yactos políticos, mientras que la otra mediante la opinión, la discriminacióny la opresión social. Eso llevó a crear la doctrina de las «immunities»o «political liberties or rights». 9 La lucha contra las dictaduras tuvo comoapoyo jurídico-teórico justamente esas inmunidades de creación liberal.Esa lucha por la libertad se generó para defender un espacio privado,sobre todo de carácter civil y moral, pero este espacio privado requieredel espacio público, a la vez moral, civil y geográfico.<strong>El</strong> espacio público liberal es entendido como un lugar donde los individuospueden realizar actividades que no es posible llevar a cabo en elespacio privado, pero sin crear un ente superior a dichas libertades individuales,y concebido como un espacio de protección de estas más quecomo un espacio físico. Un espacio público «liberal» es un espacio dondese pueden realizar iniciativas individuales y ejercer derechos civiles, protegidocontra la intervención de terceros, de la opinión pública o inclusocontra la autoridad política. Es posible, por ejemplo, que las llamadas«tres esferas de la libertad» descritas por John Stuart Mill —es decir, libertadde conciencia, de asociación y de realización del plan de la propiavida— no sean realizables en el marco de la vida aislada de cada cual.Entonces es necesario crear un espacio público donde ello sí tenga lugar.Esto es especialmente válido en lo que él denomina la «tercera esfera dela libertad», que consiste en la libertad de asociación para realizar losfines del individuo. Esta esfera puede realizarse de modo óptimo si existeun espacio físico de reunión y, a la vez, un espacio protegido donde llegara acuerdos, es decir, un lugar donde el diálogo y la comunicación no seanintervenidos. Puede tratarse, por ejemplo, de un espacio público dondeser realice acciones de arte, representaciones teatrales o, eventualmente,acciones comerciales, desde la venta de artesanías al uso de un espaciopúblico para realizar, por ejemplo, viajes privados en el espacio públicoaéreo. De acuerdo con la doctrina liberal, conviene que el Estado protejaun espacio público (además del espacio privado) donde los individuospuedan realizar actividades que sin dicho espacio común no podrían realizarse,ya sea en beneficio del mismo individuo, ya sea porque este quiereagruparse con otros y realizar actividades comunes. Es más, en elpensamiento liberal, tanto el Estado como la sociedad tienen la obligaciónde proteger al individuo y los medios —en este caso, el espacio público—para que se dé la libertad de asociación. La sociedad no solo puede,sino que debe hacerlo, también, mediante prácticas que fortalezcan la individualidad:no discriminación de acceso a los <strong>espacios</strong> públicos, respetoa la libertad de opiniones y reunión, etc. Por su parte, el Estado debebrindar a los <strong>espacios</strong> públicos una protección que consiste fundamentalmenteen legislación y policía, pudiendo o incluso debiendo quedar la359John Stuart Mill, Utilitarianism; On Liberty; Representative Government; editado por H. B.Acton (London: J. M. Dent & Sons Ltd., 1972), p. 66.
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