Espacios públicos y construcción social: Aproximaciones conceptuales90jero, porque cuando no camina por los senderos habituales hacia el lugarde trabajo o de residencia y sale de su territorialidad (barrio), se le exigeidentificación, como si fuera necesario un pasaporte para ir de un barriohacia otro. Ahora nuestras ciudades no son de ciudadanos sino de forasteros.En otras palabras, la fragmentación ha dado lugar a la foraneidad enla ciudad, así como a la pérdida de los <strong>espacios</strong> referenciales para la construcciónsocial (espacio público) y la pérdida del sentido de pertenencia.Las «constelaciones discontinuas» que menciona Castells se expresanen distintos tipos de urbanización en lugares diferenciados de lacentralidad y la periferia. En la centralidad se vive un doble fenómeno:por un lado, de gentrificación, pero no bajo el esquema clásico del reemplazode la población de bajos ingresos por la de altos ingresos, comoocurre en Estados Unidos o Europa, sino más bien por el recambio de lapoblación por negocios de prestigio; 14 y por otro, de tugurización, a partirde la estrategia popular del pago entre muchos de los costos que la localizacióncentral demanda, o sea, mediante el hacinamiento y ladensificación. Y en la periferia existen los tradicionales barrios piratas,favelas, villas miseria, pueblos jóvenes, así como los de autosegregación,que son grandes urbanizaciones cerradas y autárquicas con escuelas, supermercadosy servicios públicos para los sectores de altos ingresos económicos.Segmentación. Ahora como nunca la ciudad se encuentra segmentada,al extremo de que el espacio público no genera el encuentro de los diversos,porque se ha llegado a la situación en que los ricos y los pobres ya nose encuentra en ningún lado. La mayor expresión de este fenómeno tieneque ver con el hecho de que mientras los ricos viven el tiempo, los pobreslo hacen en el espacio; es decir que los pobres se localizan mientras losricos viven el tiempo real. 15 Ilustrando la afirmación, por ejemplo, ya nohay posibilidad de que en el sistema escolar puedan encontrarse el ricocon el pobre, porque la persona que empezó estudiando en escuela privadaterminará en universidad privada, y la que empezó en escuela públicaterminará en universidad pública. En la salud ocurre exactamente igual:hoy, con los sistemas de seguro, es imposible que en una clínica particularpueda ser atendida una persona que no pague. En la fábrica tampoco seencuentran, porque la unidad productiva está disociada de la partegerencial. Al centro comercial solo pueden llegar los que tienen vehículo,por las autopistas urbanas circulan los que pagan peajes, a los clubes socialesy deportivos —que recrean el espacio público en el ámbito privado—únicamente pueden asistir los socios, a las nuevas tecnologías de lacomunicación acceden los que están en red y a las urbanizaciones cerra-14En La Candelaria en Bogotá se cambia la población por universidades, centros culturales,restaurantes de prestigio; en La Habana sale la población de bajos ingresos y entran negociosde prestigio (Benetton) y servicios turísticos.15Hay una polarización entre ricos y pobres que hace que «la relación de dependencia, o almenos de compasión, que subyacía hasta ahora bajo todas las formas de de desigualdadse despliegue ahora en un nuevo ‘ningún lugar’ de la sociedad mundial» (Beck 1998).
F. Carrión: Espacio público: punto de partida para la alteridaddas solo la demanda solvente. Con esta segmentación, el espacio públicoqueda circunscrito al uso de los pobres, lo que resulta en que hoy el espaciopúblico sea el ámbito de expresión de lo popular. Por eso también seve acosado.Difusión. Hoy tenemos una urbanización periférica con baja densidad,centralidades débiles y <strong>espacios</strong> discontinuos (red global de ciudades)o continuos (áreas metropolitanas), que hacen pensar que estamospasando del espacio de los lugares al de los flujos, gracias a las nuevastecnologías de la comunicación (Castells). En la ciudad de la dispersión oexpansiva se hace difícil construir el sentido de pertenencia y de reconocimientode su unidad, porque la centralidad urbana, como espacio público,se desvanece como factor integrador.Inseguridad. Las ciudades en América Latina se han hecho altamenteinseguras. La violencia impacta a la ciudad en tres de sus condicionesesenciales: reduce el tiempo de la urbe (ciudades y sectores urbanos node 24 horas: hay horas en que no se puede transitar por ciertos barrios ocalles, considerados «peligrosos»), disminuye el espacio (lugares por dondeno se puede ir) y reduce las posibilidades de ciudadanía (desconfianza,pérdida del sentido de lo colectivo). De allí que lo que existe es unapoblación temerosa frente a la ciudad y, especialmente, de su espacio público,y la proliferación de lugares cerrados (urbanizaciones, comercios),monofuncionales y especializados. Se generalizan los enclaves como búsquedade seguridad (Giglia 2001). 16Privatización. Se vive la gestión privada del espacio público, que seexpresa en que el uso de las calles urbanas y autopistas sea previo pagode peajes, o que en los parques y plazas cerradas se reserve el derecho deadmisión o su uso esté sujeto al pago de una tasa a empresas privadas deservicios, que son las que finalmente los administran. Y junto a esto, sevive la privatización del espacio público, tendencia que se expresa en elcine, el trabajo, la comida, los malls, las urbanizaciones y los clubes. Vivimosel tránsito hacia una «cultura a domicilio». Al respecto, García Canclini(2000) señala que la mayoría de los migrantes que llegan a Ciudad deMéxico no migran para vivir la ciudad y su espacio público: «Una quintaparte de los habitantes de Ciudad de México parecemos habernos reunidoen la capital del país para no usar la ciudad (...). Las seis actividadesmás mencionadas por los encuestados se realizan dentro de casa. (...) Pareceque los capitalinos —cuando pueden elegir qué hacer— prefierenevitar el contacto con la vida pública de la urbe» (p. 152). Este proceso,siguiendo al mismo García Canclini (1997), implica que «el espacio públicoentregado a la hegemonía del mercado —formado por la concurrenciade actores privados— deviene semipúblico, mientras que el espacio privadose publicita públicamente» (p. 221).9116«Diversas encuestas sugieren que el miedo al crimen constituye un factor central en laexplicación de por qué ciertos grupos de población están constantemente abandonandolos <strong>espacios</strong> públicos y privilegiando la seguridad de los <strong>espacios</strong> cerrados» (Dammert2002).
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