Espacios públicos y construcción social: Aproximaciones conceptualesde un decaimiento e incluso de la desaparición del espacio público. Autorescomo Caldeira (2000), Davis (1990) o Sennett (1977 y 1990) contrastanla ciudad actual con un pasado mítico, ubicado en algún momento de laera moderna, en la cual las características propias del espacio público —multiplicidad de usos y encuentro social— no solo se desarrollaban, sinoque, además, estaban en constante expansión.Este discurso es propio de los urbanistas posmodernos, los cuales idealizanconservadoramente el espacio público moderno, cuestionando losrecintos propiamente posmodernos y calificándolos de pseudo o pos públicos.Usando este discurso, Davis, en City of Quartz (1990) argumenta:La consecuencia universal e ineluctable de esta cruzada por hacer la ciudadsegura es la destrucción del espacio público accesible [...]. Para reducirel contacto con los indeseables, las políticas de reconstrucciónurbana han convertido las alguna vez vitales calles peatonales en alcantarillasde tráfico, y transformado los parques en receptáculos temporariospara quienes no tienen casa. (p. 226)74Si el espacio público moderno significaba exposición, debate crítico,interacción entre clases y autenticidad, su existencia ha sido cuestionadapor la nueva sociedad globalizada y la ideología privatista que la acompaña:el habitar tradicional ha sido reemplazado por condominios y otrasformas de comunidades cerradas, 3 y el mercado ha sido completamentereemplazado por el mall, al menos en el imaginario colectivo.Sin embargo, esta visión nostálgica del pasado moderno está basadaen una falsa premisa: que la ciudad alguna vez aceptó la diversidad y elintercambio social más de lo que lo hace ahora. En su <strong>libro</strong> The City Builders,en el que analiza las ciudades de Londres y Nueva York, Susan Fainsteinargumenta que la noción de un «pasado ideal» es desmentida por variasverdades históricas: (1) En Londres y en Nueva York la gente consideradainaceptable por la sociedad en su conjunto era mantenida fuera de lossectores de la ciudad donde se congregaban las clases pudientes (p. 229);y (2) en Nueva York la exclusión de la gente de color de <strong>espacios</strong> comercialesy el mercado habitacional era un hecho de la vida, y ni siquierailegal hasta mediados del siglo pasado (p. 320).En efecto, si renunciamos a adoptar una perspectiva extremadamentenegativa de la presente situación del espacio público, basada en el prejuiciopolítico o un programa ideológico, el pasado aparece en toda su contradiccióny no como una utopía incuestionada.La utopía burguesa a la que se refiere Fishman (1987), construidamayoritariamente en los suburbios, era extremadamente excluyente delos sectores más pobres de la sociedad. Si bien es posible argumentar quea mediados del siglo XX había un grado mayor de resistencia política,acompañada de una apropiación radical del espacio (protestas, marchas,etc.), no existía un espacio público absolutamente abierto o libre. Incluso3Véase al respecto E. McKenzie, Privatopia (1994) y D. Judd, «The rise of the walled cities»(1995).
R. Salcedo: La lucha por el espacio urbanomás, si se modifica el concepto de resistencia a fin de incluir un espectromás amplio de luchas o prácticas (racial, de género, ecológica, etc.), laciudad y su espacio público aparecen hoy aún más diversos y abiertosque en el pasado. Hoy la ciudad es más tolerante con las minorías racialesy sexuales que hace cincuenta años, haciendo de la idea de un pasadomítico un inconcebible histórico. Tal como lo sostiene Fainstein en TheCity Builders, las minorías excluidas del «consenso socialdemócrata» tienenmás oportunidades de incorporarse al espacio público social. Hoy noes extraño presenciar apropiaciones del espacio por las minorías racialeso sexuales, las cuales —se puede argumentar— se encuentran menos excluidasque hace cincuenta años. Sin embrago, esta apropiación es aceptadasolo si los usuarios se atienen a los límites planteados por el espacioposmoderno y los respetan.Así, el espacio moderno idealizado se reduce a un mito al que diversosurbanistas, frustrados con la actual situación de la ciudad, recurren comometáfora para argumentar a favor de un cambio en las condicionesespaciales existentes. Asimismo, esta comparación entre diversosmomentos de la lucha por el control del espacio sirve para comprobar laidea central que quiero presentar en este texto: que la lucha por el espacioes una realidad transhistórica, y que así como se ha presentado en elpasado, la dialéctica espacial poder / resistencia al poder tenderá amantenerse.Los desafíos actuales75La clase dominante está siendo capaz, hoy en día, de excluir al restode los grupos sociales del uso de ciertos <strong>espacios</strong>, a través de la creaciónde enclaves en los que el discurso del espacio público como lugar de encuentrosocial y construcción de ciudadanía se mantiene, pero se restringea ciertos segmentos de la sociedad. Este es el discurso de las nuevascomunidades cerradas creadas por los neo-urbanistas como Andrés Duany,el de la industria del mall y el de los empresarios de la entretención. <strong>El</strong>espacio público es, entonces, abierto pero seguro, atento a la comunidadpero comercial, libre y espontáneo pero al mismo tiempo controlado yproducido. <strong>El</strong> espacio público posmoderno es un lugar de expresión yejercicio del poder, pero es experimentado como tal solo por los oprimidos;para el resto, tal como en la modernidad, es el espacio de construcciónciudadana y diálogo social. Así, el nuevo acuerdo sobre el uso socialdel espacio incluye comercialización, control y vigilancia.Sin embargo, el control no es absoluto y las posibilidades de resistenciase encuentran intactas. Todo espacio puede convertirse en lugar delucha social si quienes son oprimidos entienden que es posible el cambio.Desde un punto de vista gramsciano, la ideología del «determinismo dela globalización», el estructuralismo dogmático y la filosofía posmoderna,generan las condiciones intelectuales para que la dominación se naturalice,para que la imposibilidad de la resistencia se convierta en una profecíaautocumplida.
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